Jaume Homar es, seguramente, uno de los hombres con más plazas de Alaró, pero no porque figure su nombre en ninguna placa, sino porque las ha trabajado con sus manos, piedra a piedra. Lleva toda su vida labrando piedra para grandes obras: construir bancales, forrados de fachadas o suelos de calles y terrazas, pero ahora, a sus 85 años, ha decidido cambiar la escala de sus trabajos y comenzar a producir en miniatura. Desde hace unos años su mayor entretenimiento es reproducir en pequeños cuadros algunas fachadas del pueblo que le llaman la atención o que tienen un significado especial para él.

Homar asegura que no sabe cómo comenzó esta afición, porque nunca había realizado trabajos manuales tan pequeños y que exigen tanta precisión, pero su amor por las piedras le llevó a aprovechar restos de diversas piezas para comenzar su primer ´retrato´ de una casa, que es como él define sus cuadros de fachadas. Y empezó a cortar y dar forma a diversos cantos para reproducir el aspecto de la casa donde nació, en Son Sant Joan: "Y están todos los detalles -apunta señalando el cuadro-, en este banco se sentaba siempre mi padre, y esta es la ventana de la habitación en la que nací".

Y a partir de ese estreno, siguió fijándose en casas del pueblo y haciendo ejemplares en pequeño, pero con los mismos materiales que la original. "Voy a una marmolería de Binissalem y recojo piezas sobrantes, y de esas piedras voy haciendo los trocitos pequeños para ir forrando", afirma Homar. Los retratos se fueron sucediendo y ahora asegura que tiene obras suyas en muchas casas de amigos o conocidos de Alaró, muchos otros pueblos de Mallorca, e incluso en Alemania. Su última fachada a escala es una reproducción del frente del bar Sa Plaça: "No les había dicho nada, y un día fui y se lo regale, porque nunca cobro nada por los cuadros. Ahora lo tienen colgado en el bar".

Trabajó desde joven el oficio de cantero y muchas de las fachadas ´grandes´ de Alaró han pasado por sus manos, también se refiere al trabajo de ´marger´ "cuando se hacían bancales de verdad, y no las paredes que hacen ahora con piedra y cemento", o su sello en plazas como la de Sebastià Jaume (antes plaza Nueva o de la iglesia) o la de Ses Rotes y la de los huertos de Los Damunt. También trabajó mucho tiempo para la familia de Son Danús, y recuerda especialmente su labor en la possessió de Sa Cabana, en Marratxí.