Todo un mundo les separa. Ella, la canciller alemana, Angela Merkel, se mueve en el terreno de la alta política europea. Algunos malpensados interpretan que, de facto, ejerce de presidenta de la UE. Marca el ritmo en las cumbres europeas. Reconviene a los países díscolos y da una palmadita en la espalda a los que siguen la receta del ajuste. Todo un mundo de instituciones políticas y de distancia geográfica y de modelos culturales y políticos le separa de la part forana. Pero, aun así, hay un nexo. Lo explicaba ayer un conseller de la institución insular con amplia experiencia en la política municipal. Asombrado, contaba que tiene constancia de que varios ayuntamientos que han intentado recurrir al grifo del crédito se han encontrado con la siguiente respuesta por parte de los bancos: "Hasta que no se sepa qué pasa después de las elecciones alemanas, nada". Para los descreídos de la globalización, he aquí, pues, un ejemplo. Una pequeña obra municipal en algún pueblo del Pla o del Migjorn o del Llevant o del Ponent, ya sea el arreglo de una baldosa o de una farola, está a expensas de lo que decidan en las urnas millones de alemanes.

¿Las Navidades más apagadas?

Los motivos navideños en las calles ya no se exhiben. Ahora se intuyen. La crisis pasa factura a los municipios, que dosifican con cuentagotas la iluminación de estas fechas.