­Puede que sea la excusa perfecta para exorcizar los fantasmas cotidianos por unas horas. Quizás el catalizador para dejar ir la crítica y el humor irónico o simplemente la evasión de quien quiere ser lo que en una jornada ´normal´ no le estaría permitido. De no ser así, es difícil comprender que las calles se llenaran de nuevo con miles de personas dispuestas a reír en tiempos complicados. "La vida puede ser maravillosa" que decía aquél. Ayer lo fue. La part forana tiró de nuevo de imaginación y colores básicos para condimentar un Carnaval espectacular, amenazado durante buena parte del día por las nubes y redimido poco después hasta entrada la noche.

Los representantes más típicos de la escena carnavalesca, léase astronautas, animales surtidos, cowboys, toreros, piratas, caballeros de la edad media, mosqueteros y hombres vestidos de mujer, se mezclaron esta vez con la clase política nacional y balear, donde expresidentes, reyes y yernos con las manos largas intentaban recoger su cuota de popularidad.

Eso es lo que sucedió en Manacor pasadas las ocho de la noche cuando en el paseo de na Camel·la se acumuló tanta gente que fue necesaria más de una hora para que, solos, en pareja o en comparsas todos pudieran disfrutar del ´paseíllo´ de rigor entre más de un millar de personas que tampoco quisieron perdérselo camufladas de normalidad a ambos lados de la calle Amargura, un nombre sin duda muy irónico ayer. "¡Por favor dejen paso a la Rua!" gritaba uno de los organizadores, intentando que el cauce travestido fluyera con rapidez.

El río festivo desembocó en la plaza rector Rubí, comienzo de la zona peatonal e inicio a su vez de la apoteosis, de los tambores y los pitos salseros a la música en vivo y la oferta múltiple para quedarse a cenar en sa Bassa o en los tenderetes solidarios y juveniles montados a tal efecto.

También en sa Pobla donde una carroza emuló un paseo a caballo de Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina, custodiados por trabajadores de la empresa Nóos. Por lo demás, el color y el ritmo se adueñaron de las calles. Participaron un total de 35 grupos que concursaron en las categorías de mejor comparsa, carroza, individual o parejas.

Desde Brasil con amor

En cambio esa misma crítica política pasó de largo en Felanitx, donde, además, se estrenaba escenario: el paseo Ernest Mestre, que propició un mayor lucimiento para la docena de comparsas participantes que acabaron la fiesta en bailes y conciertos en el parque de sa Torre. Entre los grupos destacaron las de Bola de Drac y Samba Felanitx, la más numerosa con 340 personas.

Pero si hablamos de sintonías el rey musical de la noche también hay que buscarlo en los dominios de Pelé. El Ai se eu te pego de Michel Teló se llevó el premio al greatest hit de la tarde-noche. De ello pueden dar buena fe en Inca, donde una buena parte de las comparsas se la habían aprendido al dedillo y su ritmo llegó a cansar a propios y visitantes.

No faltó la fina ironía de un grupo de jóvenes que efectuó el montaje Costa Concordia, en el que el protagonista era un inmenso barco de papel; entre otras ideas especialmente originales como la de otro grupo de muchachas que recreó el mundo que envuelve la popular muñeca Barbie.

Desfilaron un total de 29 carrozas y 34 comparsas en las que se integraron los más de 1.700 participantes.

Pero si hablamos de números hay que destacar el 30, treinta carrozas y más de medio centenar de comparsas fueron las que participaron por la tarde en la, precisamente trigésima edición de la Rua de Llucmajor. Entre el elenco de disfraces de extraterrestres, picapiedras, marineros, pitufos, girasoles o pavos reales, destacaron los vestuarios de los autodenominados Troles de la montaña, una recreación del cuadro de Velázquez Las Meninas y el equipo del capitán Nemo, con calamares gigantes y bellas sirenas incluidas.

Organizada por segundo año consecutivo por la Mariabatukada, la Rua de Maria de la Salut llenó de nuevo la plaza des Pou, en un desfile del que sobresalió la comparsa y carroza simulando al Circo del Sol. Precisamente lo que no lució ni en Alaró ni en Lloseta, que sí que padecieron el mal tiempo y las fiestas infantiles tuvieron que emigrar a los teatros. En Campanet cerca de 400 personas participaron en un desfile con 12 carrozas y seis comparsas.

Exactamente las mismas que intervinieron en el desfile de Sa Rua de las seis de la tarde ayer en Montuïri, desde la avenida Es Dau hasta una plaza Mayor repleta donde después de una primera vuelta de presentación, hicieron una segunda en la que escenificaron diversas actuaciones, para finalizar a las ocho con una torrada a beneficio de Club de Bàsquet hasta altas horas.

Lo que no hizo falta en Son Servera, uno de los carnavales más trasnochadores. Hasta las 21 horas hay que esperar cada año para ver en auténtico technicolor la plaza Major. Veinticuatro horas antes en Cala Rajada se pudo vivir una de las noches de Carnaval más animadas y multitudinarias, como lo fue la de la capital del municipio, Capdepera, que también entró dentro del grupo de rues que se asociaron con el horario de cenas y posterior jolgorio.