­Los alcaldes de los municipios que integran la mancomunidad del Raiguer debatirán en el próximo pleno del ente supramunicipal la posibilidad de adoptar medidas conjuntas contra el botellón.

Los últimos acontecimientos de las fiestas de Sant Bartomeu en Consell han provocado que una serie de alcaldes reflexionen sobre la necesidad de organizar un frente común ante los desmanes. Todos coinciden en que este verano está siendo particularmente problemático. La razón es que las verbenas de las fiestas patronales se están tomando como excusa para organizar, mediante convocatorias en internet, grandes concentraciones donde se consume alcohol y, como consecuencia, se producen molestias y suciedad.

Tras la profanación del cementerio de Consell, los alcaldes de Lloseta, Alaró y la alcaldesa de Santa Maria se pusieron en contacto con el del primer municipio, Andreu Isern. Según cuenta el munícipe "no existe aún una propuesta definida pero sí el firme convencimiento de que debemos aunar esfuerzos y hacer un frente común".

Ordenanza marco

Un grupo numeroso de alcaldes aboga por estudiar las normativas existentes al respecto y redactar una ordenanza marco para que la aprueben todos los municipios del Raiguer. El alcalde de Inca, Rafel Torres, explica que "en estos momentos los técnicos municipales están trabajando en la nuestra, me consta que algunos pueblos ya la tienen, pero nosotros vamos un poco más allá. Vamos a prohibir el consumo de alcohol en la calle con excepción de las terrazas de establecimientos autorizados".

La misma normativa especificará que las entidades sociales, clubes y agrupaciones de ciudadanos podrán organizar fiestas en la calle donde se consuma alcohol previa solicitud de autorización al Ayuntamiento.

Jeroni Salom, alcalde de Binissalem y presidente de la Mancomunidad del Raiguer, asegura que "la propuesta de Inca parece muy acertada". El presidente recogió ayer mismo el guante y aseguró que en el orden del día figurará la propuesta de iniciar los estudios para adoptar medidas conjuntas.

El alcalde de Alaró, Joan Simonet, asegura que "contar con una normativa es primordial –cabe destacar que Alaró y Consell ya la tienen– pero para controlar la gran afluencia de gente que acude a estos eventos es preciso adoptar una serie de medidas en conjunto que van más allá de una sola ordenanza".

Simonet aclara que "la ordenanza permite sancionar por usos o comportamientos no autorizados, pero no la puedes aplicar con 12 policías frente a 4.000 adolescentes. Los agentes, en ese caso, tienen suficiente tarea con intentar mantener el orden y que no se produzcan altercados".

La solución ´alaronera´

Simonet piensa exponer ante el resto de municipios de la mancomunidad la estrategia que adoptó Alaró para la verbena de las pasadas fiestas de Sant Roc. La policía blindó el pueblo y estableció controles en las entradas para impedir el botellón.

Simonet indica que lo que se hizo "fue efectivo. Pusimos controles para impedir la entrada masiva de vehículos. A la gente que accede a pie no se le puede impedir el paso pero lo que hicimos fue requisar las botellas de vidrio". Por otra parte Simonet es partidario de reducir los espacios donde se celebran estas verbenas de forma que no pueda acudir una gran masa de gente.

Inca llevó a cabo medidas parecidas durante las fiestas de Sant Abdó. La verbena juvenil se llevó a cabo en el polígono y la policía cerró todos los accesos a dicho lugar.

Bernat Coll, alcalde de Lloseta es el más reticente a tomar medidas drásticas. "Si un grupo de jóvenes beben en la avenida del Cocó y luego recogen la basura y se la llevan no tengo nada que decir. Todavía no hemos tenido problemas pero, si los tengo, lo que haré será tajante: anularé las verbenas".