A las siete y media de la tarde todos los participantes estaban en sus marcas. El calor dejaba poco a poco de rondar la plaza des Covent de Petra cuando las cajas de tomates de ramallet (variedad ideal para elaborar un buen pa amb oli) se disponían a los pies de los participantes. Aguja e hilo de troca como únicos utensilios y mucha maña a la hora de maniobrar y conseguir la ristra perfecta.

Al final la cosecha de 2011 ha sido buena y cerca de 75 kilos del fruto salían ´a concurso´. Las normas son simples: Quien logre enhebrar más tomates a quatre caires, formando cuatro líneas longitudinales lo más perfectas posibles, se lleva el honor de la victoria, un pequeño obsequio de regalo y la posibilidad de llevarse las tiras completadas (de unos 40 tomates cada una) para su menester. De hecho como cualquiera de los 14 participantes. "Aquí no hay vencidos" recordaba el rector franciscano de la parroquia, Joan Martí, mientras organizaba los últimos detalles.

Como nota curiosa y como viene siendo habitual durante los últimos años, solo un hombre, Sebastià Bestard, se acercó a demostrar su destreza con los tomates y su devoción por la Mare de Déu del Àngels, a quien las fiestas van dedicadas.