A pesar de la lluvia, más de 300 personas, en su mayoría del municipio de Santa Margalida, se dieron cita ayer en la finca pública de Son Real para rendir homenaje a la familia Frontera Martorell, antiguos carboners de la possessió a lo largo de varias generaciones.

La jornada se planteó como un día de puertas abiertas y durante varias semanas Antoni Frontera, descendiente directo de los antiguos carboners, estuvo preparando una sitja que debía abrirse ayer a mediodía, aunque el tiempo lo impidió..

Tras la comida de fideus de garriga por parte de más de 300 comensales y el posterior homenaje a Gaspar Frontera y toda su família, especialmente a los que ya no están, se procedió a la inauguración de la capilla de Sant Mateu, recién restaurada.

Se dice, acerca de la figura de Sant Mateu, que es un santo con larga tradición y devoción en Santa Margalida, a pesar de que con los años quedara eclipsado por el fervor hacia la Beata.

La finca Son Real fue adquirida hace varios años por la entidad Fundació pel Desenvolupament Sostenible de les Illes Balears. Actualmente és una possessió activa, orientada a la divulgación de la cultura y la naturaleza de la isla, donde a lo largo y ancho de sus casi 400 hectáreas se pueden visitar las antiguas casas, convertidas hoy en museo etnológico, además de yacimientos arqueológicos y diversos ecosistemas que pueden recorrerse a pie o en bicicleta.

Desde ayer, al conjunto de edificios e instalaciones que constituyen las casas de Son Real, se han incorporado las dos sitges realizadas por Antoni Frontera, el último carboner que conoce todos los detalles de esta profesión ya en desuso, aunque poseedora de un elevado interés dede el punto de vista histórico y social.