La eliminación del picudo rojo que azota a las palmeras de Palma puede ser más fácil con la aplicación de unas cámaras voladoras conocidas con el nombre de "microdrones". Estos aparatos con infrarrojos pueden captar las radiaciones de calor que emiten estos bichos y detectar los ejemplares afectados por la plaga.

El IES Politécnico y los técnicos del departamento de Parques y Jardines de Palma probarán hoy este instrumento en las palmeras del Paseo Mallorca y la zona del Terreno. Ayer lo estrenaron por primera vez en el Parc de sa Riera haciendo estudios topográficos. Cuando hayan detectado las palmeras afectadas los ingenieros agrónomos deberán aplicar el tratamiento para su eliminación.

Una veintena de alumnos de 1º y 2º ciclo de topografía, edificación y obra civil del Politécnico de Palma pudieron observar el funcionamiento de este aparato de origen alemán. Esta iniciativa forma parte de un proyecto de innovación profesional convocado por el Ministerio de Educación, en el que participan durante este curso escolar el Politécnico Bidasoa del País Vasco junto al de Palma y el IES "As Fontiñas" de Santiago de Compostela. Está financiado con fondos europeos con una dotación económica de 90.000 euros.

Funciones

Las imágenes que graban estos aparatos voladores tienen múltiples aplicaciones en diversos campos como la agricultura, la topografía, la construcción y la hidrología. El profesor coordinador de este plan Ángel Rey acudió ayer al ensayo en el Parc de sa Riera.

La intención es que las entidades del archipiélago se animen a usarla porque con ellas es posible llegar, por ejemplo, a controlar el nivel de posidonia, la limpieza o mantenimiento de las rieras o una zona húmeda como la de Santa Margalida. "Queremos que las empresas baleares adquieran el aparato porque es más rentable que grabar las imágenes con un helicóptero", indica Ángel Rey. En el País Vasco ya lo han probado.

El profesor vasco Daniel Tena lanzó el "microdrone" a 180 metros de altura en sa Riera ya que el valor máximo que puede alcanzar es de 300 metros. A partir de esa distancia se entra en el espacio aéreo y está prohibido rebasarlo para no poner en peligro a los aviones aunque es una situación que todavía debe regularse. Estos pequeños helicópteros son capaces de captar imágenes en tres dimensiones (3D) de los edificios y los terrenos que analizan.