­Entre los niños de Son Gotleu no existe ningún problema de convivencia con los compañeros de otras nacionalidades y razas. Están acostumbrados a jugar y divertirse juntos en el recreo de los colegios públicos del barrio y en la calle al salir de clase. Dicen sus maestros de los centros Joan Capó, Gabriel Vallseca y Es Pont que "tienen una gran capacidad de adaptación a su entorno, por lo que se podría asegurar que hay menos conflictos racistas que en colegios de otras barriadas con una menor inmigración". Pero los centros escolares no son una burbuja de la que estos niños y jóvenes de Son Gotleu no salen, sino que se trata de una parte de sus vidas. El resto lo constituyen la familia y la sociedad, donde se suelen transmitir pensamientos racistas debido a problemas de convivencia, falta de integración y cohesión cultural.

Por este motivo, hace un año se creó la comisión de educación del barrio, con el objetivo de que los tres citados colegios, el instituto Sureda i Blanes y los programas de refuerzo escolar promuevan de forma conjunta y coherente todo tipo de actividades para alumnos y padres que les inculquen valores como el "diálogo, la convivencia, el bienestar, el conocimiento, las inquietudes... y forme ciudadanos capaces de construir un futuro mejor".

Creen que "el papel educativo de las escuelas no puede ser sólo hacia adentro", sino también hacia el lugar donde se encuentran. No quieren "vivir al margen de lo que pasa fuera", según destacan en su proyecto El Barri Educa, recién premiado en la primera convocatoria de Convivencia y Barrio, que organizan la UE, la Organización de Estados Iberoamericanos y el ahora desaparecido ministerio de Inmigración.

¿Y qué hay fuera de la escuela? Para los alumnos, "contradiciones, porque lo que aprenden dentro muchas veces no se corresponde con lo que ven fuera", en palabras de la directora del centro Gabriel Vallseca, Asun Gallardo. Un niño del colegio Joan Capó provocó una anécdota que la directora, Cati Vadell, pone como ejemplo: "Quería tirar un papel a la papelera, pero como no encontraba ninguna cerca y sabía que dentro de la escuela no se pueden tirar papeles al suelo, pidió permiso para que le abriesen la barrera. Al ser preguntado por el motivo, el alumno contestó que para tirar el papel a la calle".

"La finalidad es que no repitan los esquemas de conducta de los adultos que realizan este tipo de cosas sin respetar a los demás, ya que así no se puede conseguir la deseada convivencia", destaca la jefa de estudios del colegio Es Pont, Cati Sbert. Por este motivo, el proyecto de "hacer del barrio un lugar educador para los niños y jóvenes necesita la colaboración de todos los servicios, personas y sectores de la barriada".

Para empezar, los maestros han comenzado o iniciarán en breve un programa de formación en gestión de la convivencia, basado en el de la experta Carme Boqué y que servirá posteriormente para "que los niños aprendan a hacer frente a los conflictos de manera pacífica", indica Gallardo.

"Educa el barrio"

El proyecto El Barri Educa, que "bien podría llamarse educa el barrio", añade, se ha puesto como objetivo para este curso conseguir que la limpieza y el cuidado de lo que es comunitario "sea un valor a recuperar y mantener por parte de todos, al mismo tiempo que permita mejorar la convivencia" en Son Gotleu.

Los estudiantes han realizado carteles para que el vecindario tire los residuos en las papeleras, recoja los excrementos de perro, deposite las bolsas de basura en los contenedores y, en general, no ensucien. El próximo 9 de febrero se encargarán de colgarlos por todo el barrio y, después, más de 400 niños se manifestarán para concienciar a los adultos de la importancia del comportamiento cívico para que esta barriada sea un lugar más limpio.

Además, propondrán a quienes quieran participar que aporten ideas para mejorar la limpieza y recibirán en clase charlas sobre los residuos por parte de Emaya.

El filósofo José Antonio Marina afirma que "hace falta una tribu para educar un niño", recuerda la directora del Gabriel Vallseca, aunque en el caso de Son Gotleu, parece que los chavales son una tribu dispuesta a educar a sus mayores. Al fin y al cabo, se trata del futuro multicultural de este degradado barrio.