Esta recomendación ha sido realizada recientemente por el CDC (Centers Disease Control) de Estados Unidos, a la población femenina americana ante el posible riesgo de infección por un nuevo virus denominado Zika. También las propias autoridades sanitarias brasileñas han recomendado que las mujeres embarazadas no visiten los países o las zonas en las que se ha descrito la presencia de este virus. La situación ha llegado a tal extremo en que estas mismas autoridades se han visto obligadas a sugerir a las mujeres que pospongan un posible embarazo, en especial a las residentes en el noreste del país. La Organización Panamericana de la Salud ha comunicado que el virus Zika está presente en la actualidad en unos veinte países de centroamérica (Méjico, Guatemala, El Salvador) y sudamérica (Brasil, Venezuela, Colombia, Bolivia o Paraguay), y se espera que en los próximos meses se disemine por los países limítrofes. El ministerio de Sanidad español no es tan directo pero sí especifica que las mujeres embarazadas constituyen un grupo de elevado riesgo de infección y que se las debe aconsejar e informar adecuadamente en sus viajes a estos países.

¿Por qué se establece ahora esta recomendación? El virus Zika (nombre de una zona selvática de Uganda) es un arbovirus, es decir un virus que se trasmite exclusivamente por artrópodos (picadura de insectos), que se conoce desde 1947, aunque las primeras infecciones esporádicas en Asia y África se detectaron en 2007. Pertenece al mismo género (Flavivirus) que los virus del dengue o fiebre amarilla. En los últimos años el virus se ha extendido de forma descontrolada a múltiples países americanos. El mosquito principal que actúa de reservorio y vector diseminador era originalmente el Aedes aegypti, aunque en su expansión americana el vector predominante es el Aedes albopictus (mosquito tigre). Este salto al nuevo vector parece haber sido la clave para la rápida e intensa expansión en los países afectados. Siendo ya comunicados los primeros casos autóctonos en Brasil en mayo de 2015.

La enfermedad causada por el virus Zika presenta en general una sintomatología leve y autolimitada que puede pasar totalmente desapercibida (infección asintomática), aunque la fiebre y los síntomas catarrales son la presentación más frecuente. En ocasiones se asocia a unas lesiones cutáneas maculopapulares que se pueden extender por todo el cuerpo y que si se acompañan de dolores articulares, puede confundirse con la infección causada por el virus Chikungunya (otro arbovirus americano). La duración de la enfermedad es de unos 2-7 días y se calcula que sólo el 25% de las infecciones virales se asociación a síntomas evidentes.

¿Por qué su importancia en las mujeres embarazadas? En los primeros brotes descritos entre 2013 y 2014 en la Polinesia se observó un incremento del número de casos de complicaciones neurológicas asociadas a la infección por el virus Zika. Se estableció con estos datos que este virus tenía un especial neurotropismo afectando de forma preferente al sistema nervioso central y periférico. En los brotes descritos en Brasil en 2015 se confirmó esta afectación neurológica, aunque no hay datos que describan el mecanismo directo de interacción entre el virus y las células neuronales.

Pero lo que ahora más ha llamado la atención sanitaria y preocupa es la constante descripción de alteraciones y malformaciones neurológicas en los niños nacidos de madres infectadas durante el embarazo. Aunque las embarazadas pueden infectarse en cualquier trimestre, el primer trimestre es el que presenta mayores complicaciones. No existe evidencia de que estas mujeres sean más susceptibles al virus Zika ni que en ellas la infección sea más grave, por lo tanto es impredecible la consecuencia de la infección a o ser que se realice una ecografía fetal de control. Brasil ha comunicado un incremento inusual en el número (unos 3.500 casos) de recién nacidos con microcefalia en las zonas endémicas del virus Zika. Esta relación se ha podido confirmar mediante la detección del virus Zika en el líquido amniótico de algunas embarazadas y en la sangre y otros tejidos de recién nacidos con microcefalia. No se sabe con seguridad de que forma el virus, después de pasar a la sangre del feto procedente de la madre, alcanza el sistema nervioso y desarrolla su actividad patogénica. Aunque parece evidente que disminuye la capacidad de replicación y crecimiento axonal de las neuronas fetales determinando una microcefalia y retraso mental. Sin embargo, se precisan más estudios para asegurar que no participa en este proceso otros factores no conocidos.

¿Existe en nuestro país un riesgo inminente de infección por el virus Zika? Al igual que ocurre con otros arbovirus (principalmente el Chikungunya) es imprescindible la existencia del mosquito para su diseminación dentro de una comunidad. Es posible la llegada de algún caso importado, procedente de estos países con elevada prevalencia, y por ello los sistemas epidemiológicos y de salud pública han elaborado guías de actuación. Aunque en estos momentos todavía no se ha detectado ningún caso confirmado en España. La trasmisión de este primer caso a una persona sana sólo se podría realizar por la picadura de un mosquito tigre competente que existiera en la zona (aunque no es el mejor vector para el virus). Por ello toda la cuenca mediterránea, incluidas Balears, deben ser considerada como áreas de riesgo moderado o bajo durante el período de actividad vectorial (primavera-verano), recordando que el riesgo de trasmisión es casi nulo durante la época invernal con escasa actividad vectorial. Aunque las variaciones climatológicas que estamos sufriendo este último año, con un incremento de la temperatura media diaria, son un factor muy favorable para la proliferación de las poblaciones de mosquitos.

Dado que no disponemos de ningún tratamiento farmacológico específico frente a este virus ni de una vacuna eficaz, sólo podemos actuar incrementando el control de las poblaciones vectoriales, es decir la densidad y concentración de los mosquitos. Además de ello deberá recomendarse a la población que se proteja de las picaduras utilizando ropa de abrigo o repelentes. La próxima celebración de los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro abre un escenario de incertidumbre sanitaria en Brasil.

(*) Doctor de la Unidad de Virología del Hospital Universitario Son Espases