El rey Felipe VI fue testigo directo del momento estelar del Club de la comedia. El ridículo institucional de nuestros máximos representantes con sus ocurrentes frases provocó una carcajada general, refrescando un poco el ambiente de este verano tan caluroso, que estamos terminando. Eva Hache no presentaba, servía el té con pastas en el republicano jardín del palacio. El paripé ha sido de nota. Tanto les da por ir a Marivent de punta en blanco, como organizar una manifestación a sus puertas en contra de la Corona. Optaron por su minuto de gloria, cada uno ha ido con su frase ingeniosa. El objetivo: yo soy la noticia.

Era la primera vez que el monarca se entrevistaba con un cargo electo de Podemos y a la presidenta del Parlament le fue mal, era previsible. El rey tenia contestación: pueden utilizar un cátering de una sociedad de discapacitados. La presidenta del Govern llevaba como único tema importante en Balears la apertura de los jardines, por lo visto de gran atractivo turístico y gran tema. El alcalde de Palma creo que fue a la audiencia, pero no recuerdo si fue José Hila o Antoni Noguera. Al president del Consell le hacía mucha ilusión, no había visto nunca un rey. A lo máximo que había llegado es a ser rey mago en la cabalgata de su pueblo.

La nueva temporada del Club de la comedia "Pacte III" promete. Ni la polémica de las calles, los bustos, la memoria histórica, etc., han podido ocultar el escándalo del incremento en gastos de personal de confianza de nuestras nuevas instituciones. El Club de la comedia necesita más guionistas y éstos han de ser afiliados, miembros de las listas electorales y a ser mejor familiares. Tan solo se aplica la excepción al pago de los servicios prestados, sobre todo en educación. La penumbra se cierne sobre las actuaciones del Club de la comedia del Pacte III.

El deslucido y decepcionante inicio de legislatura es consecuencia directa de que en el escenario de sus monólogos hay más enchufes que watios de luz. Hasta el Audi A-6 de la presidenta de Podemos es de un azul oscuro. La transparencia no existe para los campeones de las promesas incumplidas. Sin ir más lejos, el nuevo equipo de gobierno municipal en Cort se ha desentendido del portal de transparencia que implantó el anterior equipo de gobierno. Nada sabemos con el nuevo consistorio de los nuevos sueldos, curriculums, asesores, legislación, gerentes...

El portal de transparencia está lleno de lagunas incumpliendo las premisas de la ley de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno. La coordinación entre las instituciones es tal, que estos días atrás no sabemos si los alcaldes se han reunido en Raixa o en Son Banya. El vicepresidente del Gobierno legislando contra el sector ¿les suena?.

Rizando el rizo, el conseller de Educación expresa su postura, antes de la reunión con el ministro, en la prensa local y antes de escuchar sus ofertas. Su presidenta contenta porque su conseller ha dicho lo mismo en las dos ocasiones y el presidente del consell espera un wasap del conseller explicándole cómo es un ministro nunca ha visto a ninguno. Todos sus votantes decepcionados han quedado suplidos por la clase periodística, encantada, que en pleno mes de agosto, con la pertinente sequedad de noticias que da el mes cuando todo el mundo está de vacaciones incluso la alcaldesa de Madrid en un chalet de cuatro mil euros la semana cada noticia dé tanto de sí que requiera, además de la propia noticia otra explicando lo que querían decir, el otro grupo que forma el pacto criticando pero tragando y una rectificación final en algunos casos.

En política y quizá también en la vida de cada uno lo antagónico al éxito no es el fracaso sino más bien el conformismo que sigue a la nula reflexión después de éste. Del fracaso uno puede aprender mucho más que del éxito, cuando se gana, cuando se tiene éxito, uno tiende a no realizar ningún ejercicio de reflexión, ha ganado y punto. Una victoria, por otro lado, invita poco a la reflexión. Mientras que en el fracaso algunos se pasan de listos con sus reflexiones arrimando el ascua a su sardina, otros entran en el más puro y mediocre conformismo.

Nos enfrentamos a las próximas elecciones generales con una expectativa de voto con pobre repuntada que en términos de escaños no parece vaya a significar nada. No es que salgamos de haber ganado unas elecciones y no estemos gobernando. Es que, al menos en las tres instituciones más importantes de estas isla, es la tercera vez que nos ocurre y hay mucho que reflexionar y tomar justa nota.

Las formas y los modos que provienen del siglo pasado no gustan ni a nuestros afiliados ni a nuestros electores. Hay demasiada consigna vacía y discurso increíble por reiteradamente incumplido. Se ha bajado demasiado la cabeza en algunos temas cuando la fuerza de las urnas nos daba toda la legitimidad del mundo.

En las próximas elecciones y en los próximos movimientos internos del partido hay que empezar a plantear temas de calado, serios, posibles, corresponsables con nuestra identidad y necesarios en este momento de la historia de España y de Balears. Hay que establecer un diálogo inteligente entre las diferentes sensibilidades y lejos de dirigismos pretéritos, renovar el programa electoral con planteamientos que salgan verdaderamente desde las bases.

Si el Club de la comedia está dando los primeros pasos y ha optado por un perfil bajo, mediocre, con problemas internos, incumplimientos e incongruencias, la reflexión y los pies en el suelo deben ser la opción que perciban nuestros ciudadanos. El espacio común entre nuestro partido y el electorado no saldrá ni de cenas ni de reuniones en hoteles, saldrá del contacto directo con la gente, y cuando uno diga: el afiliado es lo más importante, sin ti no podemos hacer nada. ¡Por Dios, que sea verdad!

* Exdiputada del Partido Popular