Estuve viendo a Cayo Lara, de Izquierda Unida, durante una entrevista que le hicieron en televisión. El señor Lara cae bien por su coherencia ideológica y consecuencia política por ello pareció raro que, por ignorancia o por argucia, sustentara una posición por la que mantenía que la monarquía como forma del Estado es incompatible con la democracia. Esta argumentación, que repitió y repite a modo de mantra, es desde un punto de vista teórico inconsistente. Monarquía o democracia, es una disyuntiva falaz. Basta haber estudiado algo de derecho político o comparar las formas de Estado bajo las que se organizan los gobiernos actuales y la calidad de sus democracias, para advertir que el planteamiento de Izquierda Plural y de las izquierdas radicales no se sostiene. No discutiremos su derecho a considerar y defender lo que mejor les parezca ante el hecho de la abdicación del Rey y la sucesión.

Existe una asociación radicada en Viena, The Global Democracy Ranking Association, que mide anualmente "la calidad" de las democracias existentes en el mundo, en el último informe emitido, The democracy ranking: The quality of democracy in the World 2013, se aportan datos interesantes sobre este tema, por ejemplo, la mejor democracia en el mundo es la que tienen en Noruega seguida de la que disfrutan en Suecia, señor Lara, estos países adoptaron hace cientos de años y mantienen como forma de Estado la monarquía. Sin embargo vean en el informe el lugar que ocupan "las democracias" existentes en las repúblicas de China, Cuba, Corea del Norte, Siria y un largo etcétera en las que están incluidas las llamadas repúblicas bananeras€ En muy buen lugar, según el ranking, quedan las monarquías parlamentarias de Dinamarca, Holanda, Reino Unido y España por la alta calidad de su democracia. Ciertamente hay todavía monarquías absolutas, Arabia Saudí, Tailandia, Marruecos, Jordania, que poca relación tienen con una democracia, tal como la entendemos en Europa.

La monarquía en principio es compatible con la democracia y con la república también, pero seamos sensatos, hay que valorar lo más conveniente para el país en cada momento. La monarquía en España, según la Constitución, solo está sujeta a los intereses nacionales, nunca partidistas y la actuación del monarca tiene que estar refrendada por el Gobierno de turno y esto implica neutralidad institucional ante las divergencias partidistas, es decir la Institución está al margen de la confrontación política y de la discordancia ideológica. España ha disfrutado en los últimos 36 años de alternancia política y libertad y nadie ha sido molestado por sus creencias. El largo reinado de don Juan Carlos ha tenido muchos más aciertos que errores y la estabilidad que ha propiciado no la consiguieron ni la primera ni la segunda República.

Es un momento difícil, tenemos una grave crisis económica, social y política con la que tendrá que bregar el rey Felipe, será un período reconstituyente, se favorecerá una reforma constitucional que deberá resolver, entre otros, el problema territorial de forma clara, que acabe con las tensiones actuales. En estos momentos someter al país a un trance institucional sería lo menos conveniente. Para que la economía progrese se requiere estabilidad. Si el Rey acierta tendremos paz social y saldremos de las dificultades económicas y posiblemente disfrutemos de nuevas décadas de progreso, democracia y libertad. Amigo lector ¿cree, tal vez, que esto sería más fácil con un presidente de república afiliado un partido?