Debemos el título a Gil de Biedma aunque, para bastantes mujeres, pase lo de morir, pero, ¡envejecer? Reconciliarse con las arrugas no está al alcance de todos/as, y de ahí que me resulte difícil identificar a algunas antiguas amigas, sus caras convertidas en tersas máscaras. Y quién sabe qué otras modificaciones en las partes invisibles.

Para antes, después o complementando al botox, un sinfín de productos de dudosa eficacia, pero que aprovechan el irracional deseo de una eterna juventud para cimentar esa industria que convierte la ignorancia en fuente de pingües beneficios, dando razón a Rilke cuando afirmó que la belleza es el comienzo de lo terrible. Siquiera para el bolsillo. Ignoro si las compradoras (varones no vi, aunque puedan representar un mercado en alza) desembolsarán con frecuencia los más de 500 euros que valía algún potingue, y es que la investigación „acompañado de mi hija por facilitar el diálogo„ se centró en media docena de tiendas del ramo, con el objetivo de conocer cuáles eran los argumentos que se emplean para mantener el negocio floreciente. Sobre la justeza y base científica de lo que nos contaron, ustedes mismos juzgarán.

Respecto a los péptidos, conseguimos saber que son sustancias que fabrica la venenosa cobra para inhibir las contracciones musculares. "Actúa como el botox „aseguró la dependienta„ pero sin cirugía", es decir: la obtención de esa hierática máscara (que al decir de Malraux no oculta sino que subraya) a base de frotar. Y dado que los péptidos no daban más de sí ("aunque de peligro nada, porque es la cobra del templo") (?), pasamos a los aminoácidos, otro misterio para nuestra interlocutora a tenor de lo que siguió. ¿Qué son? "Pues mire, hay aminoácidos y sulfatos. Los segundos son cosa más química. Los aminoácidos nutren el cuero cabelludo: unos ácidos que están dentro del coco. Lo mejor para el cabello". Aproveché que en televisión oí que se nos caen 35.500 pelos al mes (o al año, no recuerdo bien) para mencionárselo. ¿Quiere usted decir „pregunté„ que si me coloco en la cabeza medio coco de vez en cuando, evitaré la calvicie? Pues sí „me respondió con firmeza„. Pero la loción es más cómoda.

Ir de pardillo permitía comprobar cuán rentable puede resultar gestionar la ignorancia. También la de nuestras informantes. Aprendimos que los péptidos vuelven a las células "más jugosas"; que existen cremas para "repulpar" los pómulos, renovar el colágeno (no pregunté sobre él) y, cuando supe que la deseable luminosidad facial exigía previamente de una "limpiadora", no me resistí a intervenir. "Pero hija: limpiadora ya tenemos en casa. Viene dos veces por semana". "No me refiero a eso „la vendedora sonrió indulgente„, sino a limpiar la piel y después activar la renovación celular que, como sabrán, es cada 28 días. En la piel hay agua y aceite; si demasiado aceite, piel grasa. Si escapa el agua, piel seca. ¿Estamos? Las mujeres mayores, piel seca y descamación lenta. Tenemos una crema antiedad que estira la piel (81% en el folleto, ni más ni menos) y reduce las arrugas (78%), pero antes, limpiadora: Evelon. Y, para tensar la piel, baba de caracol". Pude haber sugerido que deberían investigar al escarabajo pelotero dada la tersura de su cutícula. O, a la inversa, que en la novela En brazos de la mujer madura, eran las arrugas de la cuarentona lo que atraía al protagonista, pero me abstuve porque la dependienta y mi hija estaban ya en otro tema.

"¿Perfume para atraer al sexo opuesto? ¡Cómo no! Con feromonas". Yo sabía que la abeja reina usa de ellas en el vuelo nupcial, pero su producción por el ser humano es más que cuestionable. Sin embargo, pronto abandoné mi prejuicio. "Son las que producimos cuando ovulamos „me aleccionó„ y sacamos por la coronilla. ¿Usted sabe por qué las mujeres solemos ser más bajas? Pues para que los hombres puedan olernos ahí, en el cogote". Estupefacto, me di a pensar en ello y presté escasa atención a lo que siguió: colonias de almizcle que es lo que fabrican los insectos (?) para buscar pareja, y es que andaba dedicado a olisquear cuanta coronilla pasaba por las inmediaciones.

Que no haya vanidad inteligente tenía en esos ambientes su más clara demostración. La crema de caviar blanco (360 €) servía para todo dado su importe; el ácido algurónico, componente de las microalgas, fue hallado por un laboratorio especializado en la búsqueda de energías renovables (lógico, ¿no?) y, de no conformarnos con algo de lo anterior, podíamos optar por el Lichi (?) o la flor de Nashi (?) y pomelo rosa, una mezcla que, al parecer, obra maravillas.

A las compradoras de aquella plétora de botecitos, con propiedades más que cuestionables, podría recordarles que el protagonista de El perfume, la novela de Süskind, compuso uno que atraía sin remisión; tanto, que acabaron por devorarlo vivo por puro cariño, pócima mediante. Pero imagino que no serviría de nada, y tampoco hablar de fraudes cuando andarán tan liadas paseando sus coronillas por ver lo que cae. En cualquier caso y para los regalos de reyes, espero que mi trabajo les sea de provecho.