La penúltima se la han dado a JR Bauzá, actual presidente del PP, en plena mejilla. José Mª Rodríguez ha ganado ampliamente a su colega JM Fiol en la plaza fuerte de Palma. La antepenúltima fue hace pocas fechas, cuando Onieva, el fámulo de Carlos Delgado, es nombrado con luz y taquígrafos candidato "provisional" a la alcaldía de Calvià. Por aquello de que una imagen vale más que cien palabras, resulta altamente significativa una foto aparecida en un medio local en la que puede observar la celebración victoriosa de JM Rodríguez, copa de cava en ristre, rodeado por Delgado y Onieva. La última puede producirse en el próximo Congreso de los populares, donde la fuerza palmesana de Rodríguez y el casi 30% de Delgado, pueden significar un cambio no sólo de cromos y de caras en los próximos carteles electorales sino también un cambio relevante en la estrategia, prioridades y "contenidos" de los populares en nuestra comunidad.

Los populares, después de su desalojo de las principales instituciones, a pesar de ser el partido más votado, habían emprendido un dificultoso camino. Su timonel, Jaume Matas, decide exiliarse a USA y su mano derecha, Rosa Estarás, a Bruselas. Aunque no en exclusiva, los escándalos de corrupción salpican a relevantes miembros de su partido. Visto lo visto optan por cortar su cordón umbilical con su pasado reciente poniendo tierra por en medio y relevando a sus rostros públicos. Pendiente de un próximo congreso, se nombra Presidente del PP Balears a JR Bauzá, alcalde de Marratxí. En el Parlament se nombran dos portavoces alternativos, JM Fiol y Antoni Pastor. Su mensaje pretende instalarse en la moderación, representada en los últimos días por la propuesta de explorar la posibilidad de "un pacto de Estado" con el Govern en temas de interés general.

Pero el camino no resulta precisamente de rosas. Carlos Delgado representa a casi un tercio de los militantes. Rodríguez, aunque así no se exprese, representa el continuismo. La figura de JR Bauzá, no parece contar con la autoritas, autoridad moral, entre las huestes populares. Y en cualquier caso le resulta dificultoso alcanzar relevancia pública al no contar con plataformas adecuadas, pues no tiene presencia en instituciones relevantes como puede ser el Parlament.

El resultado final es que sigue instalado en el Partido Popular un equilibrio inestable. Lo que no parece un buen augurio para las legítimas ambiciones electorales del PP. Dadas sus escasas afinidades con los demás partidos, su horizonte de gobierno parece que debe plantearse desde una mayoría absoluta, especialmente en Mallorca, objetivo nada fácil. Sus militantes, tal como suele ocurrir en las organizaciones políticas, se han posicionado en Palma por la línea dura y continuista. En cualquier caso, para poder tener posibilidades de éxito, debería ampliar sus estrategias y mensajes más allá de sus militantes y simpatizantes fijos. Tal ampliación hacia el centro, sin tener que suponer una renunciar a su propio ideario, supone entre otras cosas instalarse en la moderación evitando la simple y dura confrontación que ha caracterizado al hasta ahora "Equipo A" de los populares.

En cualquier caso, lo dicho no tiene porqué significar que los populares estén condenados al fracaso en las próximas convocatorias electorales. Pero, francamente, considero que sus posibilidades disminuyen. Especialmente a los populares les resultará más difícil si la actual mayoría, representada en el Govern y Ayuntamiento de Palma, es capaz de concretar, visualizar y comunicar actuaciones que afecten a los ciudadanos y ciudadanas. Aunque algunos puedan no creerlo, como simple ciudadano de estas benditas islas, y más allá de mi posicionamiento ideológico, desearía una oposición consistente que, entre otras virtudes, ayudase a que el gobierno de turno tuviera que espabilar.