Quien perpetró la más gigantesca estafa financiera de la historia, el ex banquero Bernard Madoff, condenado a 150 años de cárcel, ha protagonizado una acalorada pelea con otro presidiario a raíz de una discusión entre ellos. Tema, la situación de la Bolsa. Eso sí que es categoría y nivel. Si seguimos en racha de puertas abiertas para VIP´s y demás gente guapa, se nos van a poner los "talegos", que sólo les faltará el mayordomo de los Ferrero Rocher. Puertas abiertas para que entren, no para salir, obviamente. Antes en chirona las reyertas eran por marcar territorio, por trapicheo de droga, por ajustes de cuentas, por puro matonismo, y por supuesto para dejar bien claro quien en intramuros es el rey del mambo.

En puridad democrática, todo el mundo tendría derecho a ir a la cárcel a poco que acreditase méritos. Así que igual el esperpento coral "Todos a la cárcel" del admirado Berlanga habría sido toda una premonición, no sé. Pero qué subidón, el del talego, cuando Mario Conde fue cortésmente invitado a pasar una temporadita dentro. En ese punto se produjo un electrizante punto de inflexión entre lo más alto de la pomada y la marginación, que casi hizo saltar los fusibles del sistema. Hay excepcionales casos en que no se espera del reo una quimérica "reinserción social", sino simplemente la desactivación política. Mario Conde se blindó por dentro haciendo de sí mismo una ejemplar asesoría, solidaria y por supuesto gratuita. Nunca hasta entonces y nunca más después, el chorizus vulgaris tuvo acceso al más brillante representante de la abogacía del Estado.

La ciudadanía de a pie se pregunta con gran perplejidad, por qué un Félix Millet y un Jordi Montull presuntos saqueadores del emblemático Palau de la Música por un montante de 20 millones, i busques, de euros (en pesetas, la morterada de más de tres mil millones), en 5 años han sido "favorecidos" con la libertad provisional. No será porque ello no haya producido, si no alarma social, si escándalo público, que está la gente que no se lo podía creer. Lástima pues, que de momento al menos, el sistema penitenciario de la Generalitat no puede elevar su look con huéspedes tan cultos, sensibles, y refinados miembros de la alta burguesía catalana. Imaginen un talego en el que los internos, más que discutir sobre la Bolsa, que también, lo hacen sobre los Conciertos de Brandemburgo, el dodecafonismo, Vivaldi, o Sostacovich. O sobre el arte de la "fuga", bien entendido que referido a la música solamente. Incluso podrían asesorar puntualmente al voluntarioso "Coro de la Cárcel", que no es que suene precisamente a Capilla Sixtina. Por cierto que nosotros tenemos una notable soprano que quedaría dabuten como estrella invitada.

Cuando en vez de tanto pantano el país decidió inaugurar democracia, esta puso por tiempos a los presos políticos de patitas en la calle, mientras el líder sindicalista Camacho quitaba todo mérito a su cautiverio diciendo que él nunca estuvo allá por propia voluntad, sino a la fuerza. Ahora, cuando se sustancia procesalmente tanta corrupción política, y la que esté por destapar, igual habrá que poner camastros y catres en los pasillos, aunque milagro sería que no quedara todo, o casi, en pelillos a la mar, por la intercesión milagrosa de Santa Prescripción bendita, verbigracia.

No sé como son los escobilleros de la cárcel de Palma, pero tengo entendido que es una instalación moderna y apañada, con piscina, climatizada si no ando equivocado, canchas deportivas, jardines, salas de estar, y no hace mucho inauguró unos aposentos para madres con niños pequeños que son una monada incluso en cuanto a decoración. Paradójicamente nuestros juzgados son un martirio de goteras y humedades, cucarachas, hacinamiento, y con el personal teniendo que proveerse del papel higiénico, valga lo anecdótico pero significativo. En una foto de este periódico, pudimos ver a un juez utilizando un carrito de los de supermercado para sus expedientes. Cabe suponer que su señoría cuenta con el permiso de la empresa en cuestión, ya me dirán ustedes, si no. Y escobilleros aparte, ¿cómo debe de andar nuestro centro penitenciario de peluquerías de señora? Que tontería de curiosidad la mía.