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Opinión

El mérito de participar desde el desconocimiento

El mérito de participar desde el desconocimiento

Cristina de Borbón se ha mostrado siempre incrédula sobre su procesamiento en el caso Nóos. Es muy posible que tampoco entienda el fallo que limita su responsabilidad a la esfera civil, porque la participación o la obtención de beneficio desde el desconocimiento es muy difícil de explicar. También compleja en cuanto a la justificación de los hechos. Es la misma perspectiva, la posición personal y el talante consolidado que la hacen mostrarse incrédula ante la condena, rebajada en cuanto a la petición del fiscal, que afecta a su marido, Iñaki Urdangarin.

La cartera se maneja con mayor alegría si se desconocen sus fuentes de alimentación. La infanta no preguntó, no investigó, no presupuestó. Tampoco se inquietó. Ni siquiera se asombró. Solo gastó. Son las lagunas de las ganancias sobrevenidas, las que no se nutren del esfuerzo, la nómina, el contrato y tienen la posibilidad de sortear los canales del control fiscal. Es un comportamiento ligero que no deja huella por falta de peso coherencia y por tanto, difícil de probar. Únicamente se manifiesta en una actitud personal, en un porte, que no está tipificado como delito en el Código Penal del mismo modo que tampoco lo está el déficit de escrúpulos. El fiscal Horrach ha demostrado tenerlo meridianamente claro. No tanto el juez Castro y quien sabe si las magistradas de un tribunal con presuntas deliberaciones interminables. Un padre de la patria que parece haber restringido la amplitud de miras de la Constitución, un catedrático de Derecho Penal que ha disertado sobre el amor como eximente y un incisivo penalista estrella han acabado de redondear el círculo. Cristina de Borbón solo debe saldar cuentas, no penas. A no ser la del efecto matrimonial de la condena de su marido.

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