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Universidad

Can Oleo: los treinta años de espera de la sede universitaria

En 1986 el Gobierno cedió el casal gótico a la UIB. Se inauguró en 2011, tras invertir 4,5 millones, pero sigue cerrado

Los arquitectos Nicolau y las autoridades posan en la escalinata gótica el día de la inauguración del casal, en 2011. b.ramon

Es una belleza única, emblemática. Y es una belleza contenida. Clausurada. Vetada al público. El edificio de Can Oleo, único ejemplo que queda en la ciudad de casa señorial de estilo gótico, sigue a la espera. ¿Será 2017 su año?

A la Universitat le gustaría, de una vez por todas, reabrir las puertas del casal señorial del siglo XV y tener una sede de excepción en el centro de Palma y planifican su posible apertura para el primer semestre del año que está a punto de llegar.

Las previsiones de la institución académica son prudentes y no se afina mucho el tiro: en la historia reciente de este edificio ya se han dado demasiados plazos y cifras que no se han cumplido.

Desde la gerencia de la UIB están haciendo gestiones y valorando el coste que supondría abrir el edificio, para lo que 'solo' haría falta dotarlo de mobiliario y equipamiento. El proceso de rehabilitación se alargó casi diez años y supuso una inversión de 4,5 millones de euros.

Cuando llegue el tan esperado día de apertura, ¿para qué se usarán los 2.086 metros cuadrados de este palacio de cuatro plantas? Además de servir para acercar más la UIB al centro y potenciar su presencia y visibilidad en Palma -actualmente solo posee la sede de La Riera-, en los últimos años se han ido mencionado una serie de usos concretos, como albergar el archivo histórico de la Universitat; un punto de información; la sede del Consell Social; una librería y una cafetería; y parte del servicio de comunicación. También se ha indicado varias ocasiones que se utilizará para llevar a cabo actividades culturales y de divulgación, seminarios y conferencias.

Hace dos años se habló de la posibilidad de que albergara la sede de la Fundación Charo y Camilo José Cela, que entre otras cosas quería crear un museo dedicado a la figura del Nobel y que se ubicaría en el palacio señorial.

Can Oleo, famoso por su escalinata gótica, fue la sede histórica de la Societat Arqueològica Luliana, hasta que fue vendida al ministerio de Educación. El Gobierno lo adquirió por 16,5 millones de pesetas con la idea de convertirlo en sede provincial, pero finalmente renunció al proyecto y cedió su uso a la Universitat en 1986.

Comenzaron ya ahí los retrasos, ya que la propiedad no pasó oficialmente a manos de la UIB hasta ocho años después. La institución académica dejó el edificio en el letargo, hasta que el año 2000, durante el segundo mandato del rector Llorenç Huguet, se iniciaron los trámites para su rehabilitación. El inmueble de la calle Almudaina, declarado Bien de Interés Cultural, presentaba ya un estado ruinoso.

A finales de 2001 el arquitecto Pere Nicolau y su hija Maria ganaron el concurso de ideas para acometer la rehabilitación, pero habría que esperar hasta septiembre de 2005 para que se convocara el concurso para adjudicar las obras. El alto valor patrimonial del edificio obligaba a acometer una intervención delicada y sujeta a normativas de protección, lo que generó polémicas y reclamaciones que retrasaron las reformas.

Un camino largo y costoso

En 2001 se iniciaron unas prospecciones arqueológicas, que se prolongaron durante meses y en 2003 ARCA denunció que la intervención prevista vulneraba la Ley de Patrimonio. Empezó ahí un baile de comisiones e informes de distintas instituciones.

En enero de 2004 la UIB accedió a realizar las modificaciones necesarias y se volvió a iniciar el peregrinaje de comisiones e instituciones para certificar que todo se hacía respetando el valor patrimonial del casal gótico.

Así, en 2006 comenzaron por fin las obras, que se alargaron hasta 2011. El 25 de marzo de aquel año, la fallecida rectora Montserrat Casas y el entonces conseller de Educación, Bartomeu Llinàs, descorrían la placa para conmemorar la fecha de la inauguración y culminar un largo y costoso proceso de rehabilitación.

Y ahí se quedó la placa. Hace cinco años se cerraron las puertas del palacio y así siguen desde entonces. En julio de 2011 aún hubo una novedad: los juzgados daban la razón a la Universitat, que denunció al propietario del local comercial contiguo por haberse apropiado dos salas pertencecientes al casal.

Can Oleo es una joya del urbanismo gótico civil. De su patio, destaca la escalinata,con diez paneles ornamentados con rosetones góticos de delicado trazado, y el ventanal renacentista.

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