Antonio Pinal es uno de los empresarios que aparece nombrado en los conocidos papeles de Bárcenas, en los que supuestamente se anotaba la financiación ilegal del Partido Popular. Este empresario, de origen gallego, propietario de la empresa constructora Bruesa, ha mantenido muy buenas relaciones con destacados políticos del PP. Un juez de la Audiencia Nacional le ha investigado, tras constatar que realizó pagos económicos a la formación política. Sin embargo, el magistrado ha decidido archivar la causa contra este constructor.
Para aclarar el origen de los fondos económicos que sirvieron para financiar la operación de la sede del PP de Palma, el juez Castro llamó a declarar como testigo a Luis Bárcenas, el extesorero del partido. El responsable político, que declaró a través de videoconferencia, confirmó que en el PP se llevaba una doble contabilidad, como ya había declarado antes en la Audiencia Nacional, pero su declaración apenas aportó nada sobre el origen de los fondos económicos que sirvieron para financiar la compra del inmueble de Palau Reial. Bárcenas dijo que le constaba que Pinal había pagado las obras de la sede del PP del País Vasco, pero no pudo aportar ninguna información sobre las oficinas del partido en Palma. La línea que ha mantenido el juez Castro es que este empresario, y posiblemente otros, se ofrecieron a financiar al PP a cambio de beneficiarse después de contrataciones públicas. En concreto, sobre Pinal, el exconcejal de Palma, Javier Rodrigo de Santos, señaló que Jaume Matas había tomado la decisión de beneficiarle con proyectos para compensarle porque no había podido realizar las obras de construcción de la barriada de sa Guerreria. De Santos desveló una reunión que había mantenido Pinal con Matas en el despacho del president, en la que él había asistido, en la que se habló sobre el proyecto de Son Busquets. El exconcejal interpretó que en esta reunión se maniobró para que la empresa Bruesa desarrollara el proyecto en el solar del cuartel militar, que nunca llegó a realizarse. Esta sospecha, sin embargo, no se ha traducido finalmente en pruebas.
