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Malos tratos

Mallorca registra cada dos días una denuncia por abuso sexual a menores

El Instituto de Asuntos Sociales tuvo que valorar durante 2015 más de 1.700 casos relacionados con problemas de niños y adolescentes y uno de cada diez fueron de carácter sexual - Crecen los casos de negligencia y abandono físico de los menores

La crisis económica ha tenido duros efectos sobre los menores. B. Ramon

El Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (IMAS) tuvo que valorar durante el pasado año más de 1.700 casos relacionados con problemas de maltrato a menores o de convivencia con sus progenitores, y uno de cada diez de estas denuncias estuvo relacionada con situaciones de abuso sexual, cifra esta última que equivale a una media de un caso detectado cada dos días.

Un aspecto a tener en cuenta es que una parte importante de las comunicaciones y denuncias que llegan hasta el programa de primera valoración y urgencias del IMAS (que en ocasiones se remiten a otros organismos dependiendo de sus competencias) se enmarcan en el deterioro de las relaciones entre los menores y las personas a las que están a su cargo, normalmente sus progenitores, unas situaciones que en muchas ocasiones se relacionen a la descomposición familiar que la crisis económica ha generado.

En concreto, casi dos de cada diez de los casos analizados por el citado departamento se deben as la negligencia en el cuidado de los niños y adolescentes y a su abandono físico. Si 2014 se cerró con 322 demandas de estas características, en 2015 se alcanzaron las 354.

Como se ha indicado, los técnicos marcan una relación entre la cronificación de los problemas que se registran en muchas familias y la prolongación durante años de las situaciones vinculadas a la falta de medios económicos (un fenómeno destacado de forma insistente desde organizaciones como Cáritas o Cruz Roja). Así, el deterioro en los adultos que sufren estas crisis repercute en muchas ocasiones en el deficiente cuidado de los hijos.

El segundo paquete de denuncias más importante, y también con una apreciable evolución al alza al pasar de 261 casos analizados en 2014 a los 310 de 2015, es el de las dificultades de los progenitores para atender a los menores, en este caso en relación a problemas de alcoholismo o consumo de drogas, a los que se pueden sumar los vinculados a enfermedades psicológicas de los padres o tutores.

Por número de denuncias atendidas, aparece una que preocupa especialmente a los responsables del IMAS: la incapacidad de control de la conducta del menor, con 287 casos analizados durante el pasado año. En este capítulo se abordan tanto aspectos como los problemas psicológicos que pueden padecer algunos menores como comportamientos que pueden desencadenar en situaciones delictivas. Según se apunta, se trata de un fenómeno que está alcanzando unas magnitudes "graves", algo que se refleja en que el centro que el IMAS dispone para tratar a estos menores, con 27 plazas, registra una lista de espera de carácter permanente.

En relación a este tema, de nuevo se señala el deterioro que se ha dado en las relaciones internas de la familia durante la crisis, pero también se lamenta una educación que se registró durante los años de bonanza en la que se acostumbraba a los niños a poder contar con cualquier capricho y en los que la atención de los progenitores en muchos casos no era suficiente debido a que ambos pasaban pocas horas junto a sus hijos a causa de una vida laboral difícil de conciliar con la familiar.

En cualquier caso, se señala que los problemas de salud mental aparecen vinculados en ocasiones al padecimiento que han registrado los menores durante los años de la crisis, lo que puede degenerar en transtornos emocionales, dificultades para acatar las normas y problemas. Este comportamiento conflictivo, que puede llegar a casos en los que es el menor el que agrede a los padres, también está siendo detectado en centros escolares.

Un aspecto sobre el que se da una señal de alarma es que este tipo de situaciones eran más habituales entre los adolescentes, pero cada vez aparecen entre niños de más corta edad.

Ante el agravamiento de este fenómeno, la consellera insular de Bienestar y Derechos Sociales, Margalida Puigserver, subraya que la apuesta va a ser intensificar el trabajo de prevención comunitaria. Así, se va a suscribir un convenio con los ayuntamientos, a los que se financiará con 350.000 euros para la contratación de psicólogos que puedan hacer un trabajo de seguimiento y asesoramiento de las familias en las que se registran estos problemas.

Abusos sexuales

El cuarto apartado con más casos analizados por los técnicos del IMAS es el de abusos sexuales, con 170 comunicaciones relacionadas con este problema. Hay que apuntar que en 2015 se registró una denuncia más vinculada a la explotación sexual de un menor, lo que presenta unas características muy diferentes a las anteriores.

En el caso de los abusos, esta cifra se mueve en niveles similares a las de los últimos ejercicios. En este aspecto, un punto especialmente señalado por los técnicos es que el hecho de que actualmente se detecte en Mallorca una media de un caso cada dos días no necesariamente supone que estas situaciones sean más habituales que en el pasado, sino que se descubren y se denuncian más. Por ello, se valora muy especialmente la mejoría que se ha registrado en los protocolos de detección y en la formación que han recibido algunos profesionales que se encuentran más en contacto con los menores, como pueden ser educadores o personal sanitario.

Pero tampoco se oculta que hay muchísimas situaciones de este tipo que no llegan a ser detectadas, dado que el menor no suele comunicar lo que le está pasando. Sin embargo, hay síntomas que pueden apuntar a la existencia de uno de estos casos, como son que el niño muestre conductas hipersexualizadas o inadecuadas con otros menores, que reflejen un conocimiento demasiado extenso sobre prácticas sexuales, o que cambien de comportamiento para pasar a ser muy introvertidos.

Un factor en el que se insiste es que en muchos casos el autor de esos abusos es una persona próxima al menor (familiar o amigo de la familia), lo que facilita su acceso a la víctima. Pero un fenómeno sobre el que se pide un mayor control a los padres es el relacionado con el acceso de los niños a las redes sociales a través de internet, ya que eso abre la posibilidad de que puedan contactar con adultos abusadores.

Según señala la consellera insular de Bienestar, la importancia que están alcanzando problemas como el ciberacoso y el acceso de los adultos a los menores a través de internet explican que sea uno de los temas que se van a abordar en la reunión que se va a celebrar el próximo día 17 con el Govern balear, y que ha sido convocada por la consellera de Servicios Sociales, Fina Santiago.

Casos de maltrato

El siguiente apartado con mayor número de notificaciones durante el pasado ejercicio es el del maltrato físico a menores, con 105 expedientes, notablemente por encima de los 69 del ejercicio anterior. También se elevan los casos de maltrato psicológico, al pasar de 21 denuncias en 2014 a las 29 de 2015.

Otro capítulo con una clara evolución al alza es el de casos de imposibilidad temporal de los progenitores o tutores para atender a los menores, que aumentan en un año de 43 a 65 notificaciones. Estas situaciones se producen cuando, de forma coyuntural, los responsables de estos niños asumen que no pueden atenderlos y solicitan al IMAS que se haga cargo de ellos durante un tiempo (situaciones que pueden darse, por ejemplo, durante el tiempo que se trata una enfermedad psicológica). A esta lista se suman otros cuatro casos en los que se asume que esa imposibilidad tiene un carácter definitivo, lo que supone ceder la custodia a la Administración.

En este listado aparecen otras situaciones, como cuatro casos de explotación laboral infantil, o uno de un menor extranjero no acompañado por adultos, entre otros.

Margalida Puigserver señala que la dureza de la crisis y los recortes que se han aplicado en muchos servicios sociales hacen que algunas de estas situaciones se hayan agravado, de ahí que la apuesta sea impulsar de nuevo la prevención en estas materias, al considerar que el coste social puede ser muy superior si se debilitan estas intervenciones y se deja que los comportamientos conflictivos se cronifiquen.

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