El pasado mes de mayo el presidente del Gobierno que pedía y pide austeridad a los demás se marcó uno de los hitos de la campaña de las elecciones autonómicas: Mariano Rajoy se subía a un avión privado, un Falcon 2000, que por 15.400 euros del partido investigado por financiarse ilegalmente llevaban al político de un acto en La Rioja a otro en Valencia. Luego el PP perdió las elecciones en ambas comunidades, pero ganó conocimiento sobre un sector en el que le cobraron lo que suelen: mucho. La hora de vuelo sale por entre 3.000 y 20.000 euros, dependiendo del modelo del jet, explican en las aerolíneas y empresas especializadas en el negocio.
En Private Fly, por ejemplo, ofrecen en su gama más alta un avión Legacy 600 Executive que cuesta 27,5 millones de euros para quien quiera pagarlo a tocateja y quedárselo. Que es poca gente. La mayoría de los pocos pudientes que en el mundo son pero mucho pueden optan por el alquiler. Pueden volar en ese avión por 6.200 euros la hora, con lo que si viajan de Berlín a Palma cuando aterricen se habrán dejado en un rato el salario completo que gana un español medio en todo un año. Y a seguir gastando.
Que se puede gastar mas, conste. La compañía Europair tiene a disposición de quien pueda pagarlo aviones de gran tamaño por los que pide más de 15.000 la hora. Ponen un ejemplo: con esa gama exclusiva dentro de lo exclusivo volar de Berlín o Londres a Palma implica sacar del morral 50.000 euros, con espacio para una docena de viajeros sin miedo a pedir a la cuenta. La tarifa baja a 28.000 euros en la misma ruta con un avión de tamaño medio, y se reduce al rango de los 20.000 euros en un jet ligero, con espacio para hasta cinco personas.
Opciones más asequibles
Y se puede volar en avión privado por menos. La propia Europair tiene en su catálogo aparatos de turbohélice que suponen unos 12.000 euros para un trayecto como el Berlín-Palma. Menos aún pide Private Fly por subirse a un Cesna 510 Mustang, una preciosidad de pequeñas dimensiones y velocidad de cohete por la que piden 1.800 euros cada hora. Que siguen siendo muchos. Por eso algunos tiraron de ingenio para hacer más asequible lo exclusivo.
Es muy conocida la historia de un habitual de Mallorca, Clive Jackson, tan magnate como emprendedor, así en el mundo tecnológico como el de los aviones. Resulta que al inversor, con casa en Mallorca, no le hacía mucha gracia tener que pagar un avión de bajo coste como la mayoría de los que conectan la isla con el Reino Unido, y después hacer cola con viajeros que se llevan sus propias maletas. ¿Alquiló un jet para volar desde su Londres de residencia a su Port d'Andratx de retiro y solaz? Pues no, en vez gastarse burradas en vuelos privados, se sacó de la chistera una aerolínea exclusiva para quienes tienen el dinero por castigo, que pueden hacerse miembros de un club privado en el que se comparte jet de lujo. El modelo de Fly Victor es tan complejo como innovador: el cliente-socio puede elegir dónde y cuándo quiere volar, y luego optar por compartir ruta o quedarse el avión completo. Si hay demanda, se dividen los gastos de vuelo entre los pasajeros, con lo que al final es posible coger un Estocolmo-Palma en pleno agosto por unos mil euros, que son muchos, pero se parecen más al precio de un vuelo comercial tradicional que al de un jet de a 20.000 la hora.
La cosa funciona tan bien que el año pasado las reservas en Fly Victor se multiplicaron casi por cuatro (un 260% de incremento), con Palma entre los destinos estrella de la aerolínea que pone a los ricos a compartir. Aunque sea entre ellos.
