Bárcenas dice menos mentiras que Bauzá, que tanto monta en cientos de miles de euros de procedencia ignota para pagar la sede del PP balear. El desmemoriado farmacéutico se olvida un día de adjudicar las farmacias que le hacen competencia, y al siguiente no recuerda quién ha sufragado el lujoso despacho que disfruta. Por fortuna, el eterno tesorero de Rajoy le recordó desde la cárcel que empresarios beneficiados por la concesión de Son Espases "echaron una mano". O la metieron, monta tanto.
Tras la matanza del 11-M, el socialista José Bono sostuvo patriótico que entre la atribución del atentado efectuada por Acebes y el desmentido de Otegi, siempre se inclinaría por la versión de un miembro del Gobierno español. Días después se vio obligado a rectificar dolorosamente. "Es tristísimo que el 11-M los asesinos, los de ETA, dijeran la verdad y el ministro del Interior dijera una mentira".
La opinión pública mallorquina comparte la desolación de Bono. El inapelable Registro de la Propiedad refrenda los detalles del memorión Bárcenas, sobre la financiación cuando menos irregular de la sede del PP de Bauzá. En cambio, el farmacéutico oculta el pago de medio millón en efectivo, mientras repite el valor de la hipoteca en paralelo hasta el último euro. Amnesia selectiva, sin duda.
Se hace muy cuesta arriba concluir que Bárcenas exhibe mayor coherencia que el representante democráticamente elegido de Balears. Por tanto, procede aceptar caritativamente el lapsus memorístico esgrimido por los portavoces de Bauzá. El president ha demostrado con creces su incapacidad numérica, salvo en lo correspondiente a los millones en ingresos de su farmacia. Aquí no se le extravía ni un euro. Sin embargo, en las tres semanas transcurridas desde su rueda de prensa triunfal ha tenido tiempo suficiente para aclarar su omisión del pago en efectivo de controvertida procedencia. Ni rectificó, ni pensaba hacerlo hasta ser pillado en falta.
El mayor icono de la corrupción española describió con exactitud el pago sinuoso de la sede del PP. La declaración de Rodrigo de Santos, que también ha cumplido pena por corrupción, se ajusta asimismo a los cánones registrales. En cambio, la mentira inicial de Bauzá le obliga a encadenar falsedades. Ahora resulta que hubo un pago en efectivo antes negado, pero procedió también de los bolsillos sin fondo de los cargos del PP, que después abonarían una reforma de 900 mil euros. Se llega así al punto en que el escepticismo se tiñe de una sonora carcajada. Junto al president se sentaba en la rueda de prensa Mabel Cabrer, consellera confesa de Matas. Ni alertó a su jefe sobre la omisión, ni ofreció datos sobre la cantidad que aportó en un ejemplo de altruismo difícil de casar con su trayectoria política.
Es duro aceptar la ignorancia de un president, la omisión deliberada es directamente culpable. A Bauzá no le importa, reescribió el código ético en manual de la irresponsabilidad. Se comporta como un eterno adolescente, desde la sede del PP asume un sórdido pago porque ha de devolverle el favor al apoderado José María Rodríguez, verdugo de Mateo Isern en nombre del president.
