Los principales motivos que esgrimen las mujeres para trabajar temporalmente o como fijas discontinuas en los meses estivales son económicos. Así, el 72% de las consultadas por la última encuesta de Quaderns Gadeso asegura que lo hace para complementar los ingresos familiares, un 20% para ahorrar y un 55% para hacer frente a los compromisos económicos adquiridos. Por contra, tan solo un 15% de las encuestadas señaló que lo hacía para realizarse personalmente porque le gusta el trabajo que desempeña.

Para ratificar esta impresión, siete de cada diez entrevistadas contesta que no dejaría el trabajo veraniego si le ofreciesen esta oportunidad. Y de ellas, el 76% alega la imposibilidad de dejar el trabajo, el 16% por la necesidad de ingresos extras y tan solo un 8% asegura que continuaría trabajando porque le gusta el trabajo.

Por contra, del 22% de las mujeres que sí dejarían el trabajo veraniego si se les permitiese esa posibilidad, el 70% lo haría para poder cuidar de sus hijos más satisfactoriamente, el 18% para poder atender mejor a la familia en general y el 12% para poder disponer de más tiempo libre.

Así, este colectivo de hombres y mujeres que trabajan en verano se encuentran con la disyuntiva de qué hacer con sus hijos. Y es un problema que no reciban una información clara por parte de las instituciones públicas que organizan actividades para ellos, ya que casi ocho de cada diez encuestados (el 79%) declara no haber recibido esta información.

Que los hijos suponen un problema en verano para las parejas cuyos dos miembros trabajan lo demuestra el hecho de que, fundamentalmente, para hacerse cargo de los menores de 11 años, los progenitores recurran a sus familiares y que entre los recién llegados a las islas no sea infrecuente enviar a sus hijos con sus parientes a la península, especialmente cuando los menores se encuentran en una franja de edad entre 4 y 11 años.

A nivel general, con la crisis y el endurecimiento de las condiciones laborales, ha aumentado la percepción de que es tremendamente complicado compatibilizar la vida familiar y la laboral. Y más aún según el género al que se le plantee esta cuestión. Ya que el 89,7% de las mujeres suscribía esta apreciación en esta encuesta frente al 63,1% de los hombres. Tres años antes, en 2011, un 86,2% de las mujeres veía complicado compatibilizar las dos actividades, 3,5 puntos menos que en este ejercicio.

El genero es importante ya que mientras el 42% de los hombres encuestados declara poder tener unas relaciones familiares normales pese a trabajar en verano, el porcentaje de mujeres que suscribe esta afirmación se reduce hasta el 11%. El tiempo que dedican a la familia oscila también significativamente entre hombres (10%) y mujeres (27%). Y si los primeros declaran poder dedicar a las amistades un 15% de su tiempo, las mujeres tan solo consumen con ellas un 6% de su ocio.

Y es que las diferencias entre el tiempo que hombres y mujeres dedican a las tareas del hogar y al cuidado de los hijos sigue siendo una asignatura pendiente. Así, mientras las mujeres dedican una media de 4 horas y 40 minutos cada día a las tareas de la casa, los hombres lo hacen tan solo una hora y atienden a sus hijos unos 40 minutos mientras que ellas lo hacen dos horas y cuarenta minutos.