El ahora único imputado en el caso Ópera, Jaume Matas, explicó ante el juez Castro en febrero del 2011 que los grandes arquitectos o artistas, como Calatrava, no participan en concursos públicos, con lo cual la única forma de conseguir su talento era contratarlo de forma directa. Matas añadió que muchas Administraciones de España y fuera de nuestro país promueven obras singulares de esta manera. Según el encausado, se trató de una decisión política suya legal y muy oportuna.

Matas aseveró en los pasillos judiciales que era la única forma de conseguir "un Calatrava" "algo único para Mallorca".

Según Calatrava, el proyecto global para el Moll Vell iba a costar mil millones de euros.