-¿Qué son las benzodiacepinas?

-Son unos fármacos psicotrópicos que actúan sobre el sistema nervioso central y que son prescritos para tratar el insomnio y la ansiedad de carácter transitorio. Están indicados para tratamientos que no superen las cuatro semanas.

-¿Por qué?

-Porque se trata de fármacos que crean una cierta adicción y que, aunque este límite no está del todo claro, pueden provocar episodios de dependencia a partir de la cuarta semana de su toma.

-¿Cómo se manifiesta esta dependencia?

-Los pacientes que dejan de tomar estas pastillas para dormir o estos tranquilizantes de forma abrupta desarrollan un síndrome de abstinencia ya que los fármacos provocan cambios fisiológicos en el cerebro. Por norma general se manifiesta con insomnio, ansiedad e irritabilidad, lo que provoca en definitiva que el paciente quiera seguir tomándolos y su consumo se vuelva crónico.

-¿Cuántas personas hay en Balears que están medicándose con estos fármacos de forma crónica?

-Aproximadamente un siete por ciento de la población de las islas los estará tomando de forma crónica e inadecuada.

-¿Por qué son perjudiciales tomados de manera regular?

-No son inocuos e ingeridos de manera crónica generan más riesgos de deterioro cognitivo y de demencia, alteraciones de la memoria en definitiva, más riesgo de fracturas de cadera y de caídas en los pacientes mayores de sesenta años y más peligro de sufrir un accidente de automóvil entre los pacientes que los toman de manera habitual.

-¿En qué ha consistido el estudio que ha coordinado sobre su uso y prescripción en Atención Primaria?

-El proyecto Benzored ha diseñado intervenciones del médico de familia para evitar el uso prolongado de estos fármacos, iniciativa que se ha impulsado a través de la Red de Investigaciones de Actividades Preventivas en Atención Primaria, organismo que nos permite estar en contacto a los médicos de cabecera que nos interesa la investigación.

-Han participado facultativos de varias comunidades autónomas...

-Sí. Las encuestas y tratamientos han sido hechos por 75 médicos de Balears, Cataluña y Comunidad Valenciana, a razón de 25 facultativos por región. Yo, junto a otros cuatro médicos de familia, he sido la coordinadora del estudio que ha contado con el apoyo de la Unidad de Investigación de Atención Primaria en las islas. Esta iniciativa ha sido posible gracias a una beca concedida por el Instituto Carlos III en 2009. En 2012 acabamos el estudio, el año pasado recopilamos toda la información y lo redactamos y en febrero de este año saldrá publicado en The British Journal of Psychiatry, una de las revistas de mayor impacto en el campo de la psiquiatría.

-¿A cuántos pacientes han tratado para realizar el estudio?

-A 530 que llevaban de media sesenta meses -cinco años- tomando estos tranquilizantes y estos somníferos.

-¿Y a qué conclusiones han llegado?

-Que reduciendo la medicación poco a poco los síntomas de abstinencia eran más leves, lo que permitía retirar la medicación. El 45% de los pacientes tratados consiguieron dejar de tomar estos fármacos a los pocos meses de iniciada la terapia y al cabo de un año seguían sin consumirlos.

-¿Qué ventajas se pueden obtener con este estudio? ¿Reducir el gasto farmacéutico?

-No. No al menos directamente, porque se trata de medicamentos muy baratos que pueden costar entre uno y dos euros por envase. No obstante, dejar de ingerirlos de forma crónica puede evitar los elevados costes de un tratamiento por una fractura de cadera provocada por su toma prolongada.

-¿Esta dependencia se da también en los fármacos para evitar crisis epilépticas que actúan de forma similar?

-No, porque lo hacen de otra manera y no provocan esa adicción. Se trata de fármacos indicados para casos de insomnio y ansiedad en una población psicológicamente estable, que no tenga ninguna patología psiquiátrica severa o esté en seguimiento con algún psiquiatra.

-Un 7% de la población de Balears los toma de forma crónica pero, ¿cuántos lo hacen de forma esporádica?

-La Encuesta Nacional de Salud de 2012 reveló que el 17% de la población adulta había tomado tranquilizantes o somníferos en las dos semanas previas. En España su consumo está muy extendido, se prescribe unas siete veces más que en el Reino Unido.

-¿Por qué?

-Porque ellos cuentan con más recursos y prefieren las terapias habladas con psicólogos a prescribir fármacos. Es además una cuestión de cultura. A los británicos, a diferencia de los españoles, les molesta tener que tomar medicinas para todo.