Internet se ha comido a los anuncios por palabras de los diarios y ha multiplicado exponencialmente el número de posibles receptores de esos reclamos.

Alquilo casa en Mallorca es sinónimo de dinero y de éxito en la red. Las viviendas y apartamentos se rentan por semanas, e incluso días, con lo que los beneficios de este negocio aumentan considerablemente, especialmente en época estival.

Los hay, incluso, que sacan a la oferta sus primeras residencias y, no teniendo otra segunda casa, malviven de prestado unas semanas. Todo sea por ganar unos miles o cientos de euros.

La Ley, eso que asusta tanto a las personas honestas y da risa a los inmorales, se ha puesto ahora en contra del deporte balear de alquilar casas a turistas, sean de donde sean.

Frente a la libertad de buscar inquilinos y sacar todos los frutos posibles a mi propiedad, se alzan las limitaciones por razón de superficie o tipología del inmueble.

Cabe recordar que no todos los visitantes potenciales de las islas disponen de presupuesto para hacerse con un chalé o un adosado. Ni todos los residentes con necesidad de dinero poseen en su patrimonio una mansión en la costa o en un pueblo para sacarlo al mercado.

A tampoco todos los forasteros les gustan los hoteles, con sus abarrotados todos incluidos y sus rígidos horarios. Prefieren ir a su aire, disponer de piscina particular y comer en casa, o en cualquier fonda. Es la libertad de escoger tu alojamiento y tu modo de estancia.

Los alquileres turísticos sí que deben ser declarados a Hacienda, como rentas que son. También se deben cumplir unos mínimos en la calidad del alojamiento, como en cualquier contrato no de temporada.

Pero no se deben poner puertas al campo en cuanto a esta fuente de riqueza que, indirectamente, genera también ganancias para la oferta complementaria y los comercios en general.