Continúa la cuenta atrás en el cronómetro hasta conocer si Jaume Matas entra en la cárcel, así que centrémonos en el juicio a la antigua cúpula de UM. En ambos casos, el abogado Pep Zaforteza juega un papel fundamental. Tanto que en el PP balear algunos le llaman "el director de orquesta". Entre otros, el reputado exfiscal defiende al expresidente del Govern y al exconseller José Juan Cardona, cuya sentencia se conocerá este verano, y los entendidos dicen que coordina múltiples estrategias de defensa.

Zaforteza también es el letrado del exvicepresidente del Consell, Miquel Nadal, que hasta ayer ha estado sentado en el banquillo de los acusados por Can Domenge. En su exposición oral, Zaforteza pidió al tribunal que aplique a su cliente la atenuante muy cualificada de colaboración, y que sea tratado al menos como La Paca, en el caso del blanqueo de dinero por el narcotráfico en Son Banya.

No deja de ser llamativo que Nadal se equipare a la matriarca del poblado gitano para reclamar los mismos beneficios procesales. Dice Zaforteza que su defendido es el que más ha colaborado en el esclarecimiento de los hechos que rodean a la venta del polémico solar del Consell de Mallorca, en 2006, y carga contra la Fiscalía Anticorrupción por no haber estimado en su totalidad el atenuante de confesión. El abogado lo atribuye a no haberle entregado la ´cabeza´ de Maria Antònia Munar. Guiado por el reconocido penalista, Nadal ha admitido el amaño del concurso para adjudicar Can Domenge a la constructora catalana Sacresa, pero del soborno cobrado no ha soltado ni mú, a la espera de acontecimientos.

"Extraña confesión"

Al guardarse la mejor carta, los fiscales solo le han rebajado en dos años la petición de cárcel. La confesión de Nadal "fue algo extraña", aseveró el fiscal Juan Carrau, para quien "tenía que ser relevante, y no lo ha sido".

Las comparaciones son odiosas, dicen, pero ya que Nadal se pone él solito al mismo nivel que La Paca, convendría recordarle que él goza de unos privilegios que la narcotraficante entre rejas no disfruta. Para empezar, el expresidente de UM saborea la libertad, pese a estar condenado a seis años de cárcel en total por otros dos casos de malversación de fondos públicos. Por si fuera poco, todos los mallorquines pagamos a Nadal un plus salarial de 1.151,23 euros al mes, por decisión de la actual presidenta del Consell, María Salom.

Nadal ocupa una plaza de funcionario en la institución pública que esquilmó sin miramientos mientras estuvo en el poder. El exvicepresidente hizo valer una prebenda para los políticos, el llamado ´nivel 33´, que le permite ingresar cada mes este plus de 1.150 euros aparte de su nómina, así, por la cara. La presidenta Salom resolvió la petición de Nadal -un corrupto confeso- para cobrar este complemento en solo 10 días ¿Hubiese respondido Salom en ese tiempo récord a un recurso cualquiera de la ciudadana Francisca Cortés? (ya que estamos, Nadal defendió en su día que el proyecto de Can Domenge tenía que ser emblemático, no quería otro barrio de Corea, o lo que es lo mismo, no quería a La Paca -con la que ahora se equipara- viviendo allí).

Es tal el cúmulo de sinvergonzonerías escuchadas durante el juicio de Can Domenge por quienes durante años gobernaron Mallorca, que solo cabe aplaudir el trabajo excepcional de Carrau y Pedro Horrach. Los dos fiscales Anticorrupción han desentrañado una vez más las cloacas de la corrupción en esta isla, el funcionamiento podrido de algunas instituciones, la caradura sin escrúpulos de los que en campaña pedían el voto para después pergeñar un saqueo sistemático de las arcas públicas.

El speech final del fiscal Carrau, con sus referencias a la mafia italiana y al juez Falcone, y la descripción cruda de la realidad -"estamos ante delitos de corrupción, de traición, de deslealtad, que rompen la confianza de los ciudadanos y atacan a la estructura democrática del Estado, delitos que prostituyen las instituciones"- obligan a estar orgullosos de tener en Mallorca a funcionarios que velen con esta implicación por los intereses generales.