La sentencia que ratifica el despido de este directivo bancario también señala que este empleado se dedicó a manipular los correos electrónicos. Se demostró que había escrito a sus clientes y les había dicho que estuvieran tranquilos porque los productos que habían contratada los podían anular en cualquier momento y podrían recuperar el dinero. Sin embargo, en el expediente interno que entregó a la entidad el contenido de estos correos no era el mismo.

Como consecuencia de la actuación de este alto directivo la entidad tuvo unas pérdidas de más de 100.000 euros. El banco acusó a su empleado de engaño y deslealtad. También le acuso de haber provocado con su actuación un notable daño a la imagen pública, cuestionando aspectos cruciales para una entidad financiera como son "la transparencia, fiabilidad y credibilidad en todas sus gestiones". Los jueces validan los motivos de este despido.