Los trabajadores del Joan March, igual que los del Hospital General, también tienen una alternativa al cierre del centro sociosanitario. Es más, no solo tienen un opción. Los empleados presentaron ayer un plan de viabilidad que contempla tres escenarios diferentes para optimizar los recursos y lograr que el coste diario de la cama baje de los 375 euros actuales a los 200 o 250 euros, según el programa asistencial.

La enfermera Loreto Buades, de la plataforma en contra de los cierres de los hospitales, concretó que la primera propuesta pasa por mantener el mismo modelo asistencial hasta que finalice el proyecto de apertura de 300 camas del materno infantil de Son Dureta. Esta opción incluye una serie de actuaciones para optimizar los costes del centro sociosanitario.

Como alternativa al cierre, los empleados proponen ganar 11 camas y prestar asistencia ambulatoria especializada al sector de población del área de Tramuntana. Así, los trabajadores optan por potenciar las consultas externas de medicina interna, neumología, traumatología, rehabilitación, psiquiatría, psicología, trabajo social y enfermería. Su plan también contempla abrir la actividad de los servicios de rehabilitación y radiología a este sector de Tramuntana con el fin de reducir las listas de espera de otros centros. Además, proponen gestionar la rehabilitación domiciliaria de la comarca. Entre otras medidas, prevén reducir el 15% del gasto farmacéutico, potenciar la actividad de hospital del día, ingresar de forma directa los pacientes de programas desarrollados en el centro sin tener que acudir a un hospital de agudos y optimizar el trabajo del personal administrativo. Esta opción, especificó Buades, tiene un coste cero y el precio de la estancia se mantendría en una horquilla de 200 y 250 euros diarios.

La segunda propuesta, que también tiene un coste de inversión cero, es la sectorización de la atención sociosanitaria. Primero de todo, los trabajadores del Joan March proponen que desaparezca la Gerencia Sociosanitaria de Gesma. "Esta medida supondrá un ahorro importante ya que se eliminarán duplicidades administrativas", remarcó la enfermera. La gestión del centro recaería en la gerencia del hospital de referencia y la subdirección general sociosanitaria de Ib-Salut. También se aboga por revisar la cartera de servicios y aumentar la actividad de atención de pacientes sub-agudos. Esta segunda opción reduciría el coste de la estancia entre 125 y 175 euros al día.

La tercera alternativa es la menos viable, según los trabajadores, ya que supone una inversión de entre tres y cinco millones. "Creemos que no es un buen momento para acometer inversiones", especificaron los portavoces de los empleados. De todas formas, explicaron que se trataría de potenciar la actividad mediante la rehabilitación de los pabellones que están sin actividad con el fin de abrir nuevas unidades de hospitalización con 50 o 100 camas que irían destinadas a larga estancia o a la atención de demencias.

Con este plan de viabilidad presentado, los empleados dejaron claro que existen alternativas viables al cierre. De hecho, remarcaron que no tiene ningún sentido cerrar estos dos hospitales para alquilar camas en otros centros privados. "Somos tan competitivos o más que ellos", sentenció Loreto Buades. Según los cálculos de los trabajadores, unos 55 de los 200 empleados se quedarán sin trabajo con los recortes del presidente Bauzá. El doctor Bartomeu Togores avanzó que continuarán defendiendo la sanidad pública y la continuidad de los hospitales sociosanitarios. De momento, hoy registrarán en la conselleria de Presidencia 80.000 firmas que les avalan. Además, le recordaron a Bauzá que para aplicar los recortes se escuda en una mayoría absoluta que traducida en votos solo llegan a 194.680.