Pedro Terrasa contravino ayer sus deseos de continuar como director general de la Radio y Televisión Autonómicas IB3, después de llevar un año al frente, y dimitió por sorpresa dejando en el aire el control de un ente público que maneja más de 52 millones de euros anuales de presupuesto. El Govern del PP, que asume su marcha sin euforia pero tampoco lamentos, quiere que el vacío de poder dure lo menos posible, si bien ante una eventual falta de acuerdo con la oposición sería inviable poder nombrar al nuevo sustituto antes del año que viene.

Los motivos para la marcha de Terrasa son divergentes. Oficialmente, alega su deseo de retornar al Real Mallorca, donde recuperará su antiguo cargo de director general e incluso puede ser catapultado a consejero delegado del club, con amplios poderes. Sin embargo, en privado el dimitido se queja de que el PP le condicionó su continuidad a cambio de imponerle una serie de nombres para la segunda línea de la dirección; ello implicaba la destitución de numerosos miembros del actual equipo que Terrasa heredó de su antecesor de UM, Antoni Martorell, y que ha mantenido invariable. Ante la supuesta injerencia, el hasta ahora máximo responsable de IB3 se habría plantado, rechazando una pérdida de autoridad y la incorporación de, a su juicio, perfiles más políticos que profesionales con los que cuenta ahora. Terrasa también habría puesto obstáculos para, de entrada, reducir a la mitad el presupuesto de IB3.

En cuanto a la versión del Govern, formalmente la marcha de Terrasa "es voluntaria" y le ha "sobrevenido", ya que con éste "solo había habido conversaciones sobre la gestión ordinaria del ente público", sin que se hubiera "entrado a valorar si él debía continuar o no". Así lo explicó el conseller de Presidencia, Antonio Gómez, al que se notó bastante inseguro durante la rueda de prensa para explicar cómo queda ahora la situación.

En su carta de dimisión, el propio Terrasa admite que con su marcha se abre "un periodo de incertidumbre" especialmente para los representantes del sector audiovisual de Balears, a los que lanza un mensaje de ánimo. Cabe recordar que el director general de IB3 es el único con firma autorizada para todos los pagos, desde las nóminas a los proveedores, así como la contratación de programación. Para el Govern, en cambio, la renuncia de Terrasa "no cambia el trabajo ni el papel de las productoras", ni hay motivos para alarmarse, aseguró el conseller.

La nueva ley sobre IB3, que entró en vigor el pasado 1 de julio, establece cambios importantes en cuanto a la dirección del ente público. En primer lugar, la normativa no contempla la dimisión de su máximo responsable, con lo que formalmente Terrasa sigue en el cargo hasta que el Parlamento elija a su sustituto. Para ello hace falta mayoría de dos tercios (40 diputados de los 59), con lo que en una primera votación el PP no podría designar a su candidato si no lo tiene consensuado con la oposición. En este supuesto, deberían pasar 6 meses hasta la segunda votación, en la que el PP podría designar a la nueva dirección con su holgada mayoría absoluta. Además del relevo de Terrasa, en esta ocasión el Parlamento tiene que elegir a un consejo de dirección formado por otros 8 miembros, y que sustituirá al consejo de administración actual, conformado por cuotas políticas, y donde el PP está ahora en minoría. Todos ellos tendrán carácter ejecutivo, con plenas responsabilidades de gestión en el ente, y teóricamente deben ser profesionales del sector periodístico y audiovisual, con reconocida trayectoria.