Antoni Rigo López y su hermano tienen mucho terreno en Génova. Pero no pueden construir nada. No pueden ni tocar una piedra de las marjades, ni modificar nada del camino de acceso. Las dos casas que allí hay también están catalogadas y protegidas. Intocables también. El Plan General de Ordenación Urbanística de 2006 así se lo prohíbe, al considerar la zona de interés paisajístico y cultural y gozar por ello de una protección especial.

Antoni Rigo y su hermano han cumplido a rajatabla con la protección impuesta por el ayuntamiento y han velado por preservar el encanto y el entorno de Son Mateu, una histórica casa que en 1927 funcionaba como una pintoresca granja avícola y que su familia adquirió con esfuerzo en 1936, un mes antes de que empezar la Guerra Civil.

Pero Endesa no ha atendido a protecciones paisajísticas ni culturales. Por lo menos eso se deduce del diseño del gasoducto que ha hecho, que no sólo atraviesa este terreno protegido sino que lo ha elegido como lugar para ubicar una de las válvulas de posición.

Así que si no prosperan las diferentes alegaciones presentadas por Antoni Rigo en la conselleria de Industria, en la de Medio Ambiente y en el ayuntamiento de Palma, tendrá que ver cómo en este territorio supuestamente protegido le tiran árboles abajo, le remueven la tierra, la aplanan y le instalan una explanada de hormigón de 1.750 metros cuadrados llena de tubos además de una caseta. Una explanada que él y su hermano tendrán ´la suerte´ de contemplar cada día desde la ventana de su casa. Además para hacer el camino que llegará hasta la explanada, le quitarán 20 metros cuadrados (serían más, pero Carreteras ya le expropió un buen trozo allí hace 40 años).

"¿Y si quisiera vender?"

A Rigo no le preocupa tener todas esas válvulas llenas de gas cerca de su casa. No cree que haya problemas de seguridad. Pero sí lamenta que en el caso de que quisiera vender la finca "sería un obstáculo grande". Al enterarse de que sólo cinco personas de entre todos los afectados por el trazado tienen que albergar una posición de válvulas, Rigo se lamenta: "Ya es mala suerte, ¿eh?".

Además el gasoducto le atravesará toda la finca, teniendo que ceder 200 metros cuadrados para paso de servidumbre y soportando durante los meses que duren las obras una ocupación temporal de 400 metros cuadrados. Lo raro, en su opinión, es que enfrente de su finca hay espacio y terrenos públicos suficientes (junto a la carretera) como para albergar estas infraestructuras sin tener que realizar "el extraño bucle" que se ve en los planos y que le lleva el gas casi hasta la puerta de su casa

"De momento esperamos con incertidumbre, confiando en que se logre un acuerdo para que esto siga protegido", reza Antoni, quien de momento no ha recibido ninguna respuesta a las alegaciones presentadas y ni ninguna información sobre qué compensación recibiría por los destrozos y la ocupación. Sólo le queda esperar.