Balears va a recibir desde este mes de marzo y hasta mediados de mayo a cerca de 90.000 cicloturistas, un colectivo considerablemente apreciado tanto por el sector hotelero como por la conselleria de Turismo por su mayor nivel de gasto y muy especialmente por tratarse de un visitante que llega a las islas fuera de la temporada alta, lo que permite que muchos establecimientos de alojamiento puedan adelantar su vuelta a la actividad.

La presidenta de la patronal hotelera mallorquina, Marilén Pol, y el director de Desarrollo Turístico del Govern, Antoni Munar, coinciden plenamente a la hora de valorar la importancia de este colectivo y en apostar por la adopción de las medidas necesarias para mantenerlo.

La cifra no es especialmente alta, si se tiene en cuenta que estos 90.000 visitantes con sus bicicletas supone un 1% del volumen total de personas que llegan cada año al archipiélago para pasar unos días de vacaciones. Pero hay otros factores que juegan a su favor. En primer lugar, Antoni Munar estima que el gasto que realizan supera en un 15% la cuantía de los desembolsos que realiza el visitante tradicional.

Y ello a pesar de que se trata de un cliente que no suele frecuentar los bares y las discotecas de las zonas costeras. Pero tras un opíparo desayuno, se dedican a recorrer la isla con paradas en diferentes bares y restaurantes de la isla.

Gasto del cicloturismo

El gasto que el colectivo de cicloturistas realiza se cifra en el entorno de los 90 millones de euros, de los cuales unos 35 millones suponen un desembolso directo en las islas mientras que unos 55 millones se gastan en su país de origen. De estos últimos, cerca de 30 millones revierten en Balears, como en el caso de los pagos de los tour operadores a los hoteleros. Es decir, en los bolsillos de los isleños se quedan unos 55 millones de euros al año.

Pero un factor al que se da tanta o más importancia es el de las fechas elegidas para pasar entre siete y diez días en Mallorca. Aunque desde hace varias semanas se pueden ver a algunos de estos grupos por las carreteras mallorquinas, la inmensa mayoría pasan su estancia durante los meses de marzo, abril y la primera quincena de mayo, antes de que se reactive la avalancha de visitantes de sol y playa que nutre la primera industria del archipiélago.

"Acuden a Balears en un momento maravilloso", afirma Marilén Pol, por cuanto suponen un evidente apoyo a la desestacionalización de la economía isleña y ayudan a ampliar el periodo de actividad de los hoteles que trabajan con estos grupos.

Esta afirmación es plenamente compartida por Antoni Munar. En su opinión, el cicloturismo es uno de los pilares que debe ayudar a las islas a recortar las altas tasas de estacionalidad de la actividad turística, junto a otros colectivos no menos importantes, como los relacionados con el senderismo (en este caso se estima que pasan por las islas unos 150.000 visitantes al año), y el golf (con unos 100.000 turistas), grupos al que se pueden sumar los relacionados con la tercera edad y con las reuniones de empresas.

Y en opinión del presidente de la Federación de Ciclismo de Balears, Arturo Sintes, los cálculos de la Conselleria se quedan cortos. En su opinión, el número de cicloturistas supera sin margen de dudas la cifra de los 100.000, con una evolución de constante crecimiento. De ahí que defienda que se trata de un tipo de clientela que se debería tratar con el mayor interés. "A veces tengo la sensación de que todavía nadie se ha dado cuenta del potencial real que tiene este colectivo", lamenta.