Según Zapatero, "están trabajando por su país". Según el ministerio de Trabajo, no existen. Son fantasmas estadísticos. Ni tienen trabajo ni su nombre figura en las listas de paro. Son los parados en formación, los miles, cientos de miles de desempleados con y sin subsidio que en este país se levantan a diario para agarrarse a la única alternativa que les dejan el paro y un mercado laboral cerrado a cal y canto: un cursillo. Y no son pocos los que viven en este limbo estadístico de efectos cosméticos: en toda España hay más de 200.000 parados que no aparecen en la cifra de paro registrado del Gobierno por estar haciendo cursos. En Balears son muchos menos, pero son: en los últimos dos años los esfuerzos del Govern por multiplicar la oferta formativa han permitido que más de 10.000 parados de las islas se vistan de estudiantes forzosos para "trabajar por su país", como dijo este mismo lunes Zapatero. Aunque no ellos: lejos de sentirse héroes de la patria, se declaran parados. Solo parados. Sin más adjetivos. Y lamentan serlo. "Ojalá no fuera así, pero yo estoy en paro. Llevo más de seis meses así y me estoy formando para salir del paro", explica Juana María, desempleada que esta semana empezó en el Imfof de Palma un curso de limpieza.

Cobra un subsidio y no tiene trabajo desde hace meses. Pero no es parada. Lo confirman en el ministerio de Trabajo, en el que, sin que se les insinúe siquiera que exista manipulación alguna de la estadística, la niegan. Por si acaso. "No manipulamos la cifra. Cada mes entregamos un dossier [de 79 páginas] en el que también se cuenta a la gente que hace cursos, lo que ocurre es que no aparecen en el dato de paro registrado. Están en otra columna". Y sin embargo es el dato de paro registrado el que el Gobierno hace público cada mes. Es el dato que da el ministro, el que reflejan los periódicos, radios y televisiones y el que utilizan después las consellería y consejerías de Trabajo de cada comunidad autónoma. También la balear, que en agosto ofreció nuevamente una cifra de paro registrado que olvida a una buena porción de parados.

Los ERE tampoco cuentan

Porque no se excluye del paro registrado solo a los que hacen cursos: también se elimina del dato oficial de referencia a quienes están dentro de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), a quienes cobran subsidio agrario o a quienes están estudiando y quieren obtener su primer trabajo, entre otros muchos. Para todos ellos el Ministerio ha acuñado un nombre más largo y confuso que el transparente y descriptivo "parado": son Demandantes de Empleo No Ocupados (Denos, los llaman en el ministerio). No trabajan y buscan empleo, pero el Gobierno no los considera parados. En total, según el dato de agosto, en España hay 4,2 millones de desempleados si se contabiliza a los eufemísticamente denominados Denos, 270.000 más de los registrados que ofrece el Gobierno para todo el país. En Balears la cifra es mucho menos gruesa: en agosto había 77.003 parados registrados que se elevaban a 73.725 desempleados si se contabiliza a las personas que hacen cursillos y no tienen trabajo (aunque lo deseen).

Pero la estadística balear chirría más por otro lado. Muchísimo más. Porque para el Gobierno y su Ministerio los trabajadores fijos discontinuos sin trabajo tampoco son parados. Ni siquiera son demandantes de empleo sin empleo. Qué va. Para ellos hay otra carpeta estadística de naturaleza si cabe más críptica que permite que sean sistemáticamente excluidos del paro: son los Demandantes de Empleo Ocupados. Es decir: ocupados en buscar un trabajo que según el Gobierno ya tienen.

¿Pero lo tienen? "Yo lo tengo ahora, pero dentro de mes y medio estoy en la calle. Cobro el paro, tengo que ir a sellar al Soib (Servei d´Ocupació de les Illes Balears) y estoy obligado a aceptar las ofertas de trabajo que me hagan", explica Tomás Rodrigo, camarero de Playa de Palma que a sus 28 años lleva ocho veranos de turismo mallorquín a su espalda y ocho inviernos de subsidio en el bolsillo. Lo cobra, pero en el Ministerio no le consideran parado. Y como él hay miles. En agosto, según los datos del propio Soib, en Balears había 7.173 fijos discontinuos. Y eso en agosto: el mes en el que más trabajan este tipo de empleados ligados cíclicamente a la hostelería. Porque si la cuenta se echa en lo más frío del invierno, la cifra de fijos discontinuos que no trabajan, buscan empleo y cobran el paro pero no cuentan como parados se eleva a 40.000. Ocurrió por ejemplo en febrero de este año. Entonces el Ministerio comunicó que había en las islas 46.554 demandantes de empleo de los que ellos consideran ocupados pese a que en invierno duermen cuando suena el despertador.

Aunque en su descargo hay que decir que la metodología de cómputo no es nueva. La reguló en 1985 por orden ministerial el ministro Joaquín Almunia. Gobernaba Felipe González y, entonces como ahora, las cifras de paro batían récords. El sistema siguió vigente con los dos gobiernos del PP de Aznar, al que también le vino bien para aligerar la cifra de paro real y vender milagro económico. Después llegaron el presidente actual y su primer ministro de Trabajo, Jesús Caldera. Ellos fueron los encargados de perfeccionar el sistema: en 2008 (año de la reelección del presidente) la estadística de paro empezó a excluir a los inscritos en cursos de formación, opción que no contemplaba la orden original del hoy comisario europeo Almunia.

¿El objetivo? Según los sindicatos, uno y solo uno: "Engañar al personal". Con esa rotundidad lo dice Lorenzo Bravo, secretario general de UGT Balears que, como su secretario de Acción Sindical, Manuel Pelarda, estaba al tanto de la exclusión sistemática de los fijos discontinuos pero se declara sorprendido por la eliminación de la cifra oficial de quienes cursan módulos de formación del Soib. "A eso se refería Zapatero cuando decía que quienes hacen cursos 'trabajan por el país'. Menuda cara dura. Eso es no tener vergüenza. Será esa su receta para acabar con el paro: que ponga a dos millones a hacer cursos y listo. Así solo nos podremos creer el dato de la EPA (Encuesta de Población Activa, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística)".

Y no parece ir mal encaminado. Las cifras de la EPA (el método de cómputo aceptado por la oficina estadística de la UE, Eurostat) y las de paro registrado difieren curiosamente en una cuantía similar a la de los fijos discontinuos y los parados que hacen cursillos y demás Denos (recuerden: Demandantes de Empleo No Ocupados). Es decir, entre la cifra oficial y la real habría una brecha de 45.000 desempleados en invierno y de casi 15.000 en verano. Y eso solo en Balears. En el conjunto del Estado la diferencia supera en invierno (dato de febrero) los 468.000 parados borrados del cómputo oficial, a los que habría que sumar los también excluidos fijos discontinuos. Resultado: la cifra de cinco millones de parados estaría más cerca de la real que la de 4,1 que se dio en febrero o la de 3,9 que se ofreció en agosto.

"Dan un dato maquillado"

Y lo mismo vale para Balears, donde la realidad del mercado laboral de las islas tiene más que ver con la cifra de 120.000 que de los 90.000 oficiales del invierno. "Es que el paro registro es un dato maquillado, sobre todo porque no lo explican", sintetiza Katiana Vicens, secretaria general de CCOO Balears, sindicato que por estos juegos estadísticos prefiere tomar como referencia única la más abultada y menos retocada Encuesta de Población Activa. "Por mucho que aquí el Govern se queje de que la muestra de la EPA no es representativa, siempre se parecerá más a la realidad que el dato de paro registrado, que además de fijos discontinuos y Denos excluye a mucha gente que está en paro pero no se apunta como demandante". De ahí la indignación de los excluidos, que no están para bromas. "Es que al final voy a tener que dar las gracias por estar en paro. Es la leche. Ya me gustaría a mi trabajar por mi país, pero resulta que no me dejan", remacha Toni, joven, licenciado y parado al que las listas no consideran tal: está haciendo un curso.