Las especies animales o vegetales que mejor se adaptan a su ecosistema sobreviven. Mientras muchas industrias de Occidente sucumben, sus homólogas de China y otros países orientales van viento en popa. El calzado balear nunca será lo que fue, pero tampoco debería desaparecer. El diagnóstico de los fallos y olvidos está claro, aunque quizá falte tiempo para reaccionar. No se trata de copiar el modelo esclavista de producción, ni tampoco de llevarse las pocas fábricas vivas a países sin respeto a la dignidad del trabajador. La apuesta pasa por lograr el difícil equilibrio calidad-precio y cautivar al público adecuado para un excelente producto.