Las fiestas de agua, las representaciones musicales y las competiciones deportivas han dejado un hueco a los birretes de graduado y a la entrega de orlas a los más pequeños que el próximo año pasarán el ecuador de infantil a primaria. Los colegios de Mallorca se olvidaron ayer de las clases y los libros para, en un tono festivo, merendar, jugar y despedirse de sus compañeros hasta el próximo 13 septiembre.

El patio de infantil del Colegio Marian Aguiló era ayer un maremagnum de niños y padres fotografiando a sus retoños en todos los ángulos y posturas. Todos los pequeños posando orgullosos con sus birretes de cartón confeccionados en las últimas semanas. "La merienda la han traído los padres. Cada familia aporta algo. Todo para celebrar la graduación de sus pequeños de cinco años, que el próximo año cursarán primero de primaria. Han cantado canciones, les hemos puesto un power point con imágenes del curso y, para terminar, he pronunciado un pequeño discurso", explicaba ayer Josep Cañabate, director del Marian Aguiló.

Ya por la tarde, a las siete y media, llegó el turno para la graduación de los chicos y chicas de sexto de primaria, que el próximo año ya no estarán en el colegio. "Pasarán a los institutos que les corresponden por el centro, el Emili Darder o el Guillem Sagrera. La ceremonia será un poco lo mismo: alguna representación y actuación por parte de los alumnos, de nuevo un power point con fotos del curso y entrega de diplomas. Eso sí, los mayores sin birretes. Vienen más elegantes pero no se ponen el sombrerito de graduado. Esto se hace más por los pequeños, a los que les encanta llevarlos tras hacérselos ellos mismos en clase", explicó el director, que admitió que la moda de los birretes de graduación está "importada" de Estados Unidos, de lo que se ve en tantas películas norteamericanas. "No obstante, no es una moda nueva, nosotros llevamos ya más de siete años haciendo este tipo de celebraciones", matizó Cañabate.

Pero las celebraciones en el Marian Aguiló las disfrutaron todos sus alumnos. Los pequeños de 3 y 4 años llegaban con bañador y toallas para gozar de una fiesta de agua en una mañana soleada y calurosa. Los del primer ciclo de primaria, tras gozar de una fiesta en clase, se desplazarían hasta el cercano Parc de sa Riera y allí continuar la diversión con el castillo hinchable y los chorros de agua del parque.

Mientras tanto, los de 5º y 6º, disputaban varios torneos deportivos en el campo Miquel Nadal pegado al colegio.

En el Colegio Rafal Vell, centro que acoge a más de 460 niños de infantil y primaria, todo estaba preparado para gozar también del agua. "Somos un colegio muy ecológico y los niños se remojarán en nuestro campo de fútbol en el que el agua se reabsorbe y se puede volver a utilizar", dijo la jefa de estudios Jeroni Sampol, que explicó que los pequeños de educación infantil se graduaron el pasado jueves y recibieron un clavel como obsequio.

"La graduación de los mayores de sexto de primaria ha sido esta mañana, Han venido todos sus padres y montamos una pequeña fiesta. Les llamamos uno por uno, acuden con su birrete y les entregamos un diploma y una foto con todos los compañeros y los profesores y les regalamos también un siurell como recuerdo del Rafal Vell", dijo la jefa de estudios.

"¿Una moda los birretes? Bueno, nosotros llevamos entre 23 y 24 años haciéndolo, desde que primaria era EGB. Creo que este colegio lo instauró", rememoró Sampol. "Está es una jornada muy emotiva. De clases no hay nada, están prohibidas en un día como hoy. Hemos llorado mucho al entonar l´hora dels adeus", se despidió por su parte.

En el patio del colegio Infante Don Felipe de es Molinar no cabía ni un alfiler. Cientos de padres esperaban que sus hijos recibieran el diploma de graduado que les franquea el paso a la Educación Secundaria y jaleaban las ocurrencias del profesor que anunciaba a los alumnos que salían a recoger sus distinciones: "José Juan, el simpatic... Alejandra Tous, Sandra per a tothom".

Entre los flashes de unos progenitores entregados, como si de artistas consagrados se tratara, pequeños que apenas levantaban un palmo del suelo interpretaban Quiero tener tu presencia sobre el escenario instalado en el patio. Cada grupo y cada curso, una canción, un baile, una poesía.

Y luego, los diplomas. Los más pequeños, con sus birretes. Los mayores, un poco mejor vestidos de lo habitual. A todos, una orla con sus compañeros y profesores.

La directora del colegio público de es Molinar, Teresa Terrassa, se ufanaba de un trabajo que, conjuntamente con el colegio de Son Ferriol y auspiciado por Metges del Món, han elaborado los alumnos de quinto y sexto de primaria interactuando con otros centros escolares de Tanzania. "Se ha entregado a los niños unas cámaras de usar y tirar para que fotografiasen cómo es, según su particular visión, la vida en Mallorca, sus animales, sus vivencias", explicaba mientras recorría una sala con dibujos, fotos y cartas cruzadas entre Mallorca y Tanzania.

Concha Clar, presidenta de la Apima del Infante Don Felipe, recordaba el trabajo de su hijo con los niños tanzanos y se emocionaba: "Han aprendido a aplaudir como los niños de Tanzania, que lo hacen de dos maneras diferentes. Han descubierto que, pese a la diferencia de medios, no son tan diferentes. Les gustan las mismas cosas".