El ex president del Govern y del PP balear planeó falsear pruebas del caso Palma Arena. Y así lo reconoció ante el juez: "Quiero que quede bien claro que es verdad que se me pasó por la cabeza la idea de modificar la realidad de forma blanda, pero nos volvimos atrás porque no me dejaron mis abogados", llegó a admitir Matas durante las últimas horas del interrogatorio de tres días al que le sometió el juez José Castro.

El poliimputado ex president salía así al paso de una de las conversaciones telefónicas intervenidas por los investigadores del caso. La llamada se produjo el día 12 de marzo y tuvo como protagonistas al propio Jaume Matas y a su cuñado y también imputado Fernando Areal, que durante veinte minutos pactaron presionar a algunos testigos para que prestasen testimonios a la medida de los intereses de Matas.

La principal fuente de preocupación del ex president durante la conversación eran los arrendatarios del local comercial de los Matas en la calle Sant Miquel, a los que se pretendía convencer para que declarasen haber pagado la mitad del alquiler en negro durante quince años. "Habría que intentar acordarlos [los testimonios] para que evidentemente no se haga daño a nadie y no nos hagamos daño a nosotros mismos", le explicaba Jaume Matas a Areal.

El ex president instruía además a su cuñado sobre lo que debían conseguir que dijeran los usuarios del local, ocupado por una zapatería. "No estaría mal que dijeran que se los impusimos [los pagos en negro]", adoctrinaba el propio Jaume Matas, que según fuentes de la investigación habría urdido esta estrategia para engordar los ingresos logrados en los últimos años y justificar así los abultadísimos gastos efectuados por el ex president y su propia mujer.

Tan clara tenían los investigadores la manipulación de Matas del alquiler comercial y tan acreditada la consideraban que, según fuentes cercanas al caso, el juez Castro en persona se encargó de acusar durante el interrrogatorio a Matas de "amañar ingresos en negro," ofreciéndoles para ello a los arrendatarios la golosina de ampliar el contrato de alquiler. De ello hablaba Matas en su conversación telefónica con Fernando Areal, al que recalcaba la importancia de transmitirle a los dueños de la zapatería la gratitud de los Matas en caso de cooperación: "Hay que decirle que si esto sale bien tendrás toda nuestra ayuda porque te lo deberemos".

El planteamiento era sencillo: se asumía un delito fiscal reiterado, pero se obtenían fondos con los que justificar el "derroche y la ostentación" que criticaba el juez a los Matas en su auto de medidas cautelares. Y la estrategia de la que Matas habla durante la conversación interceptada con Areal se cumplió punto por punto en su comparecencia. En ella, el ex president detallaba de viva voz ante el tribunal que su familia recibió 50.292 euros en dinero negro cobrado a los dueños de la zapatería entre 2003 y 2007.

Ante esta explicación esperada (gracias a las escuchas telefónicas), el juez se afanó en preguntarle por los reiterados intentos de inventar pruebas que corroboraran su teoría. En las conversaciones intervenidas se llega a hablar incluso de grabar un vídeo falso en el que se representaría la entrega por parte del arrendatario de la zapatería de un sobre con dinero negro. Esa escena, considerada por Matas ante el juez "modificar la realidad de forma blanda", no llegó a producirse tras el veto de los abogados del ex presidente.

Si hubo en cambio llamadas del ex president a otros testigos e imputados, por los que le reprendió el juez durante el interrogatorio. "Es un delito", le llegó a decir Castro, después de que los proveedores del palacete reconociesen uno por uno ante el juez que habían sido aleccionados para que no hablasen de cobros en sobres con dinero negro. De hecho, la mayor parte de los proveedores negaron en el interrogatorio ante la Guardia Civil la existencia de sobres llenos de dinero negro, para después desdecirse ante el juez y confesar que los pagos se produjeron.

Matas se defendió de estas acusaciones alegando que en los contactos que mantuvo con algunos testigos e imputados se limitó a pedir que "se le facilitase al señor juez su labor y se descubriera la verdad". El ex president, más allá de esa manipulación "blanda" de la realidad, negaba haber fabricado pruebas y aseguraba tajante que nunca había tratado de condicionar a testigos.