Aviso para navegantes. Con la que está cayendo sobre la política balear a raíz de la operación Voltor, el presidente del Govern y secretario general del PSOE, Francesc Antich, está aleccionando a sus principales cargos ejecutivos para que sean más escrupulosos que nunca con la administración de los fondos públicos. Antich no quiere que estallen nuevos casos en su Ejecutivo como el que salpica ahora a UM por un supuesto mal uso de dinero público, y para ello "ha hecho un sermón" –en palabras de un alto dirigente socialista– en varias reuniones internas en los últimos días, especialmente en todo lo que hace referencia a la contratación.

El presidente es consciente de que la Fiscalía Anticorrupción de Balears está examinando con lupa las actuaciones de los políticos, y teme que algún desliz en el PSOE originara una nueva crisis de consecuencias ya inimaginables.

En este sentido, el líder de los socialistas baleares quiere mentalizar a los suyos –incluidos los consellers– para que dejen a un lado el clientelismo político y vayan con cuidado en caer en el favoritismo mediante la adjudicación directa de contratos –los llamados ´a dedo´, hasta un tope permitido de 18.000 euros–, porque "los tiempos han cambiado y las cosas ya no funcionan como antes", reproduce palabras de Antich un barón del PSOE en uno de estos encuentros.

Por lo que ha trascendido del sumario del caso que afecta a ex altos cargos de UM en el Govern, el dinero presuntamente malversado no habría ido a parar a sus bolsillos particulares, aunque sí en cambio alimentaría una red de compra de votos entre amigos, simpatizantes y empresarios afines al partido. El partido de Josep Melià minimiza los presuntos delitos y sostiene que estas prácticas son usuales en la Administración y extensivas a los demás partidos. Consciente de ello, Antich trata ahora de cambiar "determinados vicios adquiridos" entre la clase política.