Recibe al periodista aparentando no entender que se hayan interesado por él –"¿ahora entrevistáis a los dinosaurios?"–, pero al mismo tiempo con ganas de hablar sobre cómo ve el panorama político de Balears, con la que está cayendo. Ocupa un despacho gris, en un moderno y minimalista edificio de hormigón del Estado, semiescondido por la carretera de Valldemossa, y acorde con su gesto.

A Ramon Aguiló se le nota muy quemado, y admite sin tapujos que desde que el Gobierno del PP le cesó en 1996 como gerente del Catastro, le metieron en un despacho sin demasiado que hacer, "una especie de cajón de sastre". La administración socialista de Rodríguez Zapatero le mantiene totalmente apartado, para nada cuentan con él. Con sólo 28 años accedió a la alcaldía de Palma, que dejó con 40. Ya lo tenía todo hecho. Ahora mira el mundo con escepticismo, arremete contra los que fueron los suyos, el PSOE, y su cabeza no alcanza a comprender cómo es posible que los mallorquines sigan tolerando a UM. De su diatriba sólo se salva Aina Calvo, y por los pelos.

–¿Antich está a la altura como presidente?

–[Largo silencio, seguido de un suspiro] Yo creo que es un hombre a remolque de las circunstancias para mantener el poder… Y no, no. Ha de estar a la altura del país, y no sólo del Govern. Gobierna con personas imputadas por corrupción, y el problema no viene de ahora, porque el PSOE sabía cuáles eran las circunstancias en que UM había hecho política en la anterior legislatura desde el Consell. Las actividades de Maximiliano Morales en su despacho eran conocidas por todo el mundo… Si luego se pacta con esta gente… Corrupto no es sólo aquél que se embolsa dinero público para sus fines particulares, o lo cobra de terceros a cambio de favores políticos, también lo es aquél que pacta con los que son corruptos. Creo que Antich es honesto, en lo de embolsarse dinero, pero luego está la corrupción intelectual, que consiste en primar el poder por sobre cualquier consideración de tipo ético –Nulla ethica sine aesthetica–, y que sólo redunda en el desencanto de la ciudadanía.

–En 2001 usted rompió el carné del PSOE. ¿Por qué?

–Por una serie de motivos, unos más generales –sobre todo la profesionalización de la política–, y otros más de carácter puntual: El episodio de los GAL, con la historia de Barrionuevo y Rafael Vera, su despedida en la prisión de Guadalajara y todo aquello… Y respecto al panorama local, por la deriva del PSOE hacia posturas nacionalistas, que yo no comparto, y al ver que entronizó a Maria Antònia Munar, cuyo partido tenía el menor número de votos en Mallorca, en la presidencia del Consell. Aquello fue la gota que colmó el vaso.

–¿Y nadie ha venido a buscarle, en todos estos años?

–No, no, nunca [silencio]. Entre otras cosas, porque yo siempre tuve posturas diferenciadas de la cúpula. Internamente siempre se me había obstaculizado cualquier posibilidad de liderar una ideas diferentes dentro del PSOE, con excusas bastante infantiles, yo que sé, recuerdo que en el año 86, o 87, se me dijo que era demasiado joven para ser diputado, o cosas de ese estilo. Les preocupaba que pudiera liderar una alternativa a la dirección que había entonces. Intenté dos veces competir para la secretaría general de Balears, y se produjeron hechos como que no se me entregaba el padrón de los afiliados hasta el mismo día de las elecciones…. Yo era una persona peligrosa para los intereses de esa burocracia partidista. Constaté la imposibilidad de reforma de cualquier partido, no sólo del PSOE, desde dentro.

–¿No le duele, esta situación?

–En un momento determinado claro que sí, pero ahora ya no. Cuando tomo una decisión, antes me la he currado. No me arrepiento de haber dejado el PSOE, y a la vista de lo que está pasando, estoy convencido de que las decisiones que tomé estuvieron plagadas de acierto.

–En las elecciones de 2007 dijo públicamente que votaría a Aina Calvo, pero dejó al resto en el aire ¿Qué hizo finalmente?

–Les voté a todos.

–¿Se refiere a Antich?

–Sí, voté a Antich, a Calvo y a [Francina] Armengol. [Breve pausa] Pero no les volveré a votar… Bueno, a Calvo a lo mejor sí, no lo sé aún. Para poder ser alcaldesa, Aina también mantiene a UM, en este caso dentro de Emaya, como un reino de taifas. [Miquel] Nadal, a través de su amiga ´militona´ [la concejala Cristina Cerdó] metió a una cantidad increíble de enchufados en Emaya, que luego iban a votarle en los congresos de UM. Dar empleo público para toda la vida a cambio del voto cautivo es corrupción pura y dura. Todo esto es un apartado negativo de Calvo, lo que está pasando en Emaya es intolerable.

–¿Se habla con el presidente?

–Cuando nos vemos, sí, nos saludamos y eso. No estamos peleados, pero tampoco existe ningún contacto, no mantenemos ninguna relación personal de amistad y tal.

–¿Y con Armengol?

–Nos damos dos besos en las mejillas si nos encontramos [ríe]. Sí, me beso y me saludo con el aparato del PSOE, con la jefa de los pequeños aparatos socialistas.

–¿Quién hace, o ha hecho, más daño al PSOE?

–[Sin pensárselo] El PSOE.

–…

–Es el propio aparato del PSOE, para el que lo esencial no son los principios, sino el tema del poder, está claro. Conseguirlo es el objetivo exclusivo de los partidos. El gran reproche que le hago al PSOE es que hace más de veinte años que claudicó, o renunció, a la posibilidad de poner en marcha un proyecto socialista y autónomo para las islas. Se dieron cuenta de que les iba mejor pactar con un partido del que sospechaban muchas cosas… pero que les garantizaba estar en el poder. El poder suponía tener que pactar con UM, y vendieron en ese momento su alma como socialistas. Son Oms, por ejemplo, son políticas que se han hecho con los votos del PSOE. El último ejemplo ha sido el Decreto Nadal, para legalizar las plazas hechas por los hoteleros.

–Usted patrocinó a la alcaldesa Calvo. Dos años y medio después, ¿cuál es su balance?

–Yo no patrociné a nadie, la voté y fui a su toma de posesión porque ella me invitó y yo suelo ser educado. Aparte de esto, tengo simpatía por Calvo, no está sometida al poder por el poder. Ya digo, gobernar con Miquel Nadal es un elemento muy negativo, pero oponerse a las presuntas imposiciones de Pedro Serra en el Baluard demuestra que tiene criterio propio, sin duda es una rara avis dentro del conjunto de políticos de la Comunidad, y de por doquier, lo cual creo que es dramático. El sistema de listas cerradas es perverso, ha creado una oligarquía de burócratas. Pese a todo, tal vez me veré en la tentación de volverla a votar.

–¿Le han sorprendido sus problemas de comunicación con Grosske?

–Lo que me extraña es que Aina no choque más con él [silencio]. Grosske manejaba el sindicato de funcionarios en Comisiones Obreras, mientras yo era alcalde, que no tuvo el más mínimo escrúpulo para aliarse con los sindicatos de extrema derecha –en la Policía y los Bomberos– para conseguir sus objetivos. Me quemaron en efigie, hicieron un muñeco con mi cara y lo pasearon y le pegaron fuego por las calles de Palma. Me gritaban xuetó, apelando a mi primer linaje procedente de judíos conversos, y todo ello delante de sindicalistas de UGT que callaban, avergonzados y cobardes, no se atrevían a mirarme a la cara, mientras se proferían insultos antisemitas en mi contra; fijaban los ojos en el suelo, con la cabeza agachada.

–¿Encontrarse a Grosske de teniente de alcalde de Palma era lo último que se esperaba de él?

–No. Espero encontrármelo de cualquier cosa.

–El editor Pere Serra todavía se jacta por ahí de haber acabado con Ramon Aguiló.

–No fue así. Quien acabó conmigo fue el PSOE. En 1987, antes de los primeros problemas fuertes con Serra, ya dije a mi partido que no volvería a presentarme más; uno o dos años más tarde empezó su campaña en contra mía, y el PSOE, si tenía que optar entre yo o Serra, lo hizo por él. Recuerdo que un señor llamado Pep Moll, entonces secretario general del PSOE en Palma, asistió a una fiesta del señor Serra –si no me equivoco, era la inauguración de Antena 3 en Palma–, justo en el momento álgido de su campaña. Vista la deriva posterior del PSOE, no me sorprende nada, es un partido que está más al lado de los poderes mediáticos y económicos que de los problemas de la gente. Yo pensaba que me podría hacer daño, Pedro Serra, pero por encima de todo pensaba que no tenía que poner la ciudad al servicio de gente que no había sido elegida democráticamente por los ciudadanos.

–¿Puede ser perjudicial para Calvo, la nueva campaña de Serra en su contra?

–Sí, claro. Está hecha con esta idea, ese hombre no hace nada sin intención de hacer daño… Y si el PSOE tiene que optar entre Aina Calvo y Pedro Serra, se decantará por este último. Veremos si quita o no a Cristina [Ros] del Baluard, disfrazándolo de rotación o sustitución del cargo de directora del museo.

–Palma está plagada de obras. ¿Cómo es posible tanta mala planificación?

–[Ríe] Yo no estoy en el puente de mando, no tengo ni idea de por qué. Supongo que había un temor muy grande ante el problema del paro, y surgió lo del Plan E… Esta acumulación de obras en tan poco tiempo, creo que deriva de la política errática de Zapatero para que, aunque sólo sea temporalmente, el paro no se muestre en todo su drama. Y los Ayuntamientos se ven condicionados, es una rueda. Sí, lo de Palma es un caos absolutamente molesto.

–Ya que lo nombra, y volviendo atrás, ¿votó también a Zapatero?

–No.

–…

–Me abstuve.

–Y si tampoco va a votar a Armengol ni a Antich, ¿a quién lo hará, en Balears?

–Me abstendré. Bueno, dependiendo de cómo lo haga UPyD, me lo repensaré, según la trayectoria que lleven en adelante… pero no es seguro.

–El carril bici ¿le quitará votos a Calvo, o se los dará?

–No lo sé. Pero no creo que le quite, como no creo que cuando el PP gobierne el Ayuntamiento, que volverá a hacerlo un día u otro, suprima el carril bici. Ya lo vimos con la ORA, que no sólo no la quitó, después de pasarse toda la legislatura criticándome, sino que la amplió a extremos que me parecen exagerados. El PP lo que hace es rehacer lo que hace, como en el Parque de las Estaciones, donde derrochó centenares de millones.

–¿Le parece bien un Ayuntamiento con tantos directores generales, asesores, cargos de confianza y concejales no electos?

–Me parece impresentable todo esto, todo esto sobra y es escandaloso. Creo que de cargos de confianza sólo tuve al jefe de prensa –entonces sólo había uno para todo el Ayuntamiento– y la jefa de gabinete. Gente que sin haber sido elegida por las urnas ni ser funcionario esté trabajando en Cort, me parece que es malgastar el dinero de la ciudadanía. Esto no es más que colocar a los propios.

–En sus doce años de alcaldía ¿no hubo casos de corrupción, o simplemente es que el fiscal Pedro Horrach no estaba todavía adscrito a Anticorrupción?

–Negarlo tajantemente es imposible. ¿Cómo se sabe, esto? Si los temas no salen a la luz ¿qué garantía hay de que no haya pasado nada? Yo no lo sé. Yo no he consentido nada. Si ha habido o no, no puedo saberlo. Recuerdo un caso que teníamos que adjudicar una obra, y había dos o tres licitantes interesados. Era por concurso, no por subasta, y uno de los que ofrecían la plica más barata vino al Ayuntamiento y ofreció a un concejal dinero para el PSOE, si le dábamos la obra. Di instrucciones de que a ese no se le diera, y se adjudicó finalmente a la plica más cara, pero que no había intentado sobornar. Se dio la fantástica situación, fíjese bien, de que el PP nos criticó con dureza porque no dábamos la obra a la oferta más baja, pero claro, nosotros tuvimos que callarnos porque no podíamos explicar la verdad. La adjudicataria era una empresa de Madrid, y nada más firmar, subcontrató la obra con la empresa que nos había ofrecido dinero. Sí, por tontos nos pasó eso.

–¿Y en otra ocasión no le pusieron un sobre en la mesa?

–No. Lo que sucedió es que un personaje invitó a un conocido mío a una jornada de caza en una finca importante de Mallorca, de una gente muy pudiente, y se quedó sorprendido de esa invitación, pero fue. Allí le ofrecieron una importante cantidad de dinero si conseguía que yo diera el visto bueno a una iniciativa empresarial –no demos más detalles–, y el personaje le dijo que yo sería retribuido donde fuera, y como yo quisiera. Es la única vez que han intentado sobornarme de manera directa. No debían conocerme demasiado.

–¿Pero usted qué hizo?

–Dije que no por el mismo conducto.

–Usted no ha padecido la pena del telediario, que dice Munar, pero sí la del banquillo. ¿Le afectó tener que sentarse ante los jueces denunciado por unas feministas?

–Sí, sí, claro que afecta. Me senté por dos ocasiones, y en ambas fui declarado inocente. Una vez por una casa que habían derribado en Cas Patró, y la otra porque cerré un centro de planificación familiar, que el Ayuntamiento había abierto en un momento en que la Sanidad pública todavía no se hacía cargo de estos temas para las mujeres. Cuando el Estado puso en marcha el servicio, consideré que ya no tenía sentido que los palmesanos lo mantuvieran, y por eso lo cerré. Lo que ocurrió es que la gente que trabajaba allí quería quedar fija en el Ayuntamiento, e hizo un llamamiento para hacerme presión. Era impresentable montar todo aquello con el único objetivo de quedarse un empleo para siempre… Me supo mal por las personas que eran, ellas demostraron tener una capacidad de persecución contra mi persona muy acusada. Me supo mal, claro.

–Me resulta extraño que un hombre que ha ocupado el máximo cargo de Palma durante tantos años, combata ahora la corrupción con tanto ahínco.

–¿Por qué? No tengo el más mínimo reproche que hacerme en este tema. Soy el que era.

–¿Dónde ve más corrupción, en el PP o en UM?

–¡Uy! [tarda un rato en responder] Me veo incapaz de establecer una jerarquía axiológica entre estos dos partidos. El PP, aparte de corruptos, parece que tiene gente con otros objetivos para estar en política. No digo que no los haya en UM, pero en mucho menor grado. Rajoy y otra mucha gente dentro del PP son gente honesta, no lo puedo negar. Dentro de UM, cuando sus jefes principales son Nadal, imputado por corrupción; Munar, imputada por corrupción; Flaquer, imputado por corrupción; Nicolau, imputado por corrupción… Al final, la cúpula del PP no es Matas sino Rajoy, porque es un partido de ámbito nacional, al que reconozco su voluntad de conformar un país, aunque yo no comparta sus ideas. UM parece un partido diseñado para hacer de bisagra y aprovecharse de unos y de otros. Que de todo el mallorquinismo político, UM sea la heredera… Creo que no, creo que es un partido oportunista que acude al mallorquinismo político como excusa ideológica para estar siempre en el poder; es su cobertura ideológica, nada más. No es el único que recurre a esto, de un manera u otra todos los partidos padecen el mismo mal: La democracia en el mundo, y básicamente en Europa, tiene un problema de representatividad política; los partidos no responden a las necesidades de la gente, la conformación ideológica se ha ido al traste, sólo se mantienen las súper estructuras formales de los partidos, con sus listas cerradas, que no responden a los latidos reales de la sociedad. Cuando se normaliza la democracia, la política deja de ser un riesgo personal, y se convierte en refugio de la gente que tiene vanidad o que quiere hacerse rica. Altruistas hay, pero dicen amén a un estado de cosas absolutamente deleznables. Pero volviendo a su pregunta, UM no nació por una idea, sino por unos intereses que necesitan una cobertura ideológica. El PP sí nace con la voluntad de conformar España de acuerdo a una ideología conservadora.

–¿Y qué es más grave, lo de Matas o lo de Munar?

–[Se lo piensa mucho antes de contestar] Hombre… vamos a mirar los presuntos delitos de que se les acusa. Si los hechos son verídicos, la responsabilidad de Matas es superior. Él ha sido la cara y ojos de esta Comunidad; Munar ha sido presidenta del Consell con los votos del PP dirigido por Matas. Tendríamos que desmigajar las responsabilidades de quien la ha puesto en el poder, que han sido el PSOE y el PP. Los votos que tenía Munar era muy poquitos, la responsabilidad última hay que ir a buscarla en quien la puso en ese lugar, dependiendo del momento. En el caso de Matas, fue presidente con sus propios votos, la responsabilidad la tiene el PP.

–¿Los del PSM son inmaculados?

–Están gobernando con UM, le deben las poltronas y los cargos. No hay ningún político inmaculado en esta Comunidad. Que el portavoz del PSOE sea el abogado defensor de Antoni Garau clama al cielo. Es una cuestión de estética. Todos dijeron amén a Son Oms, todos gobernaban en el Consell. Nadie se puede llamar a engaño, y todos sabían lo que podría pasar, pero aún así volvieron a pactar con UM, con tal de poder estar en Cort, el Consell y el Govern. Y una vez hay imputaciones, siguen y no se van. Creo que era Biel Barceló quien decía que no podían hacer nada, si los imputados no dimiten. Bueno, el PSM tiene fuerza para dejar sus cargos, pero no la ejerce, a no ser que quiera el poder por encima de cualquier otra cosa. Los del PSM, los de Esquerra, los comunistas… todos igual, piden dimisiones con la boca pequeña, y ellos siguen apoltronados.

–¿A cuánto estuvo de que Felipe González le nombrara ministro?

–No tengo ni idea. Es un rumor que circuló, pero no le presté demasiada atención.

–¿Qué político mallorquín en activo es a su juicio el mejor?

–¿De los actuales? [abre los ojos con un gesto de alucine, y piensa un instante] Sigo con atención las declaraciones de Biel Huguet, el presidente de Entesa per Mallorca, más que nada por ser hijo del poeta de Campos, al que yo apreciaba mucho, y por curiosidad. No comparto sus ideas, pero le tengo simpatía. Del resto, francamente, no, ninguno.

–¿Conocer a Borges fue lo más importante de su etapa como alcalde?

–¡Ja, ja, ja! No sé si lo más importante, pero ha sido importante, sí. Y mira por dónde, se lo debo a Pedro Serra, que me invitó, y fue una velada inolvidable. Habían traído a aquél hombre porque sabían que era famoso, pero ninguno de los que estaban allí había leído nada de Borges más que yo, de modo que me cogieron del rincón en el que me habían colocado y me hicieron sentar a su lado, para que por lo menos tuviera a alguien con el que hablar.

–Si siendo alcalde le llega a tocar un Rodrigo de Santos, ¿cómo hubiera actuado?

–[Se queda en silencio y pensando] Es muy difícil, pero es que… claro, entonces no teníamos tarjetas de crédito, ni yo mismo; no podían pasar estas cosas, los gastos estaban muy controlados… Basta decirle que en una ocasión [se interrumpe de repente]. No, nada, nada, da igual.

–Hombre, ahora debería terminarlo…

–No, no, déjelo, mejor dejar correr ese tema.

PERFIL

El socialista desengañado con el PSOE

Ramon Aguiló (Palma, 1950) es ingeniero industrial por la Escuela de Ingeniería técnica de Barcelona. Trabajó en la empresa privada hasta 1976, en que ingresó como funcionario en el ministerio de Trabajo. Dos años antes fundó "con otros compañeros" el PSOE en Balears. Fue alcalde de Palma desde 1979 a 1991. Entonces fue nombrado director provincial de Obras Públicas, y en 1995 gerente del Catastro. Desde que el PP le cesó un año después, es jefe de área de la delegación de Hacienda en Balears. Durante el primer Pacto de Progreso abandonó el PSOE muy decepcionado con todo y con todos.