Este mes de agosto pasará a la historia del turismo balear por los serios problemas que está ocasionando. Ocupaciones bajas en los hoteles, y tarifas que han debido ser drásticamente recortadas para poder atraer a los visitantes.

Sin embargo, a los hoteleros les alarma aún más el bajísimo poder adquisitivo de los turistas, por no decir nulo, porque gastan lo imprescindible para matarse el hambre y ni siquiera en restaurantes, sino en supermercados en el mejor de los casos. Varios empresarios y directivos de alojamientos consultados han coincidido en que los huéspedes intentan obtener mediante cualquier artimaña el máximo rendimiento de su viaje, que muchas veces ha sido adquirido en calidad de ganga.

Los desayunos se han convertido en una fuente de alimentos para no tener que acudir a un restaurante, bar o supermercado al mediodía. "Arrasan con lo que pueden y hay que controlar que no se lleven todo lo que hay en el buffet", comentaba una de las fuentes consultadas. Otro decía que "esta misma mañana (por la de ayer) he debido llamar la atención a un cliente que se marchaba con dos grandes barras de pan, y su mujer había metido en el bolso el queso, la mantequilla y el jamón, con lo que pensaban hacerse el bocadillo del mediodía". El comedor del hotel "se ha convertido en una fábrica de bocadillos, y hay que estar atentos para que devuelvan los productos que se llevan, como este caso".

Aquellos que además acuden a un supermercado "compran 20 gramos de jamón y una barrita para el pan", comentaba otro hotelero. Si añaden fruta "no piden un kilo o incluso medio kilo, sino por unidades, por ejemplo, dos ciruelas. Se ha llegado a ver que compran un plátano y lo parten por la mitad".

"Vienen sin nada de dinero, después de haber comprado el viaje a Mallorca a precios tirados, consiguen auténticos chollos. Lo curioso es que cuando están en el hotel se olvidan de que han pagado casi nada y exigen un nivel de calidad que no se corresponde con ese precio", decía un directivo. Esta es una característica que se aprecia sobre todo con los franceses, que reclaman unos niveles gastronómicos cercanos al sibaritismo, pese a que han pagado el alojamiento con desayuno y cena 30 euros diarios.

Rozan el escándalo

Una de las anécdotas más asombrosas, que muestra el patetismo de lo que sucede, y que ha sido confirmada por varios hoteleros, es que los turistas que han comprado el todo incluido, llegan a obtener bebidas que luego revenden en la playa. Acuden al bar del hotel, "piden dos cubatas u otra bebida, se van a la playa, y a algún otro turista le ofrecen el cubata por un euro". Lo propio hacen con cervezas y otros productos. De esta manera quieren obtener algún dinero extra para financiar el coste extra del todo incluido. Esta práctica incluso se hace dentro del hotel, puesto que se ha comprobado que aquellos que están en alguna tumbona de la piscina piden las bebidas y las ofrecen a otros huéspedes que no han pagado el todo incluido.

Es fácil de comprobar quienes pagan por este sistema, por el distintivo que se les coloca en la muñeca. De esta forma, los turistas buscan a quienes no las tienen para ofrecerles cervezas o helados por apenas un euro.

Los hoteles siempre han vendido sus plazas muy baratas porque el cliente luego gasta en el bar y el restaurante del hotel, pero ya no es así, ahora no consumen nada. Un empresario comentaba que "hemos creado un buen show nocturno para que nuestros clientes disfruten del espectáculo tomando un copa. Pues bien, resulta que lo que hacen ahora, para no tener que consumir, es mirar el espectáculo desde la calle. De esta manera, el show se realiza delante de mesas y sillas vacías y están todos en la acera contemplándolo".

Además de no conseguir que gasten algún dinero en las zonas turísticas, han llegado a la isla a precios bajos, gangas y superchollos. El último de ellos consiste en que se han puesto precios por habitación, y las ocupan todas las personas que quieran. Este precio es de 70 euros diarios, y son habitaciones cuádruples o quíntuples, que son ocupadas habitualmente por familias británicas. Es una oferta escandalosa pero a los hoteleros que la practican les ha permitido cerrar ventas por tenerlo todo ocupado.

Las tarifas por el alojamiento son muy bajas. Por la media pensión en un tres estrellas los TTOO pagan actualmente entre 25 y 35 euros. Hay casos de 19 euros e incluso la habitación con todo incluido se vende por sólo 35 euros en algunas zonas. Durante estos días se están haciendo fuertes descuentos incluso para el próximo agosto.