Ésta es una de las principales conclusiones extraídas del curso sobre Violencia en mujeres, mayores y niños impartido por la UNED en Baleares, y que pone de manifiesto que el turismo y la multiculturalidad de los residentes en las islas "favorece de manera significativa" los casos de violencia de género, al formarse parejas con distintas culturas y costumbres.

Los expertos que participaron en el curso, dirigido por la profesora de Sociología Violante Martínez, mantienen que la primera causa del origen de los casos de violencia son las adicciones y la segunda es el déficit cultural de los implicados, la mayoría de ello, turistas ingleses, belgas y alemanes.

Además, existe una gran la dificultad para que se cumplan las órdenes de alejamiento, debido a que se da la circunstancia de que el agresor y su víctima conviven en el mismo hotel y suelen regresar a su país de origen en el mismo avión.

Por ello, remarcan que es importante que en las escuelas los menores adquieran las habilidades sociales y unos parámetros "mínimos" de convivencia desde edades muy tempranas, y que se impartan programas de educación afectivo sexual como medida preventiva.

Ello es básico si se tiene en cuenta que más del 80% de los maltratadores han sufrido previamente distintas agresiones y maltratos.

FALTA DE MEDIOS JUDICIALES

Esta situación de violencia es más grave aun si se tienen en cuenta la falta de medios humanos y materiales que impiden a la Justicia desarrollar con eficiencia los juicios rápidos de violencia.

Fuentes judiciales informaron a Europa Press que el Juzgado de Violencia número 1 de Palma ha registrado entre enero y julio un total de 780 casos, mientras que el número 2, también exclusivo, contabiliza 817.

Las carencias se manifiestan por la tardanza en conseguir informes de psicólogos, así como medios para atender a las víctimas para que puedan acudir a declarar en tiempo y forma.

Cabe señalar el elevado índice de retirada de denuncias por parte de mujeres que impide que los procesos penales lleguen a buen puerto con una sentencia condenatoria del agresor. "Muchas veces las mujeres, por falta de medios, de apoyo, o porque tienen minada su autoestima, prefieren volver a convivir con el supuesto agresor", remarcan los expertos.