El metro de Palma tuvo un coste real de 312 millones de euros sobre los 235 reconocidos por el último gobierno del PP. Esa diferencia de 77 millones equivale a 12.800 millones de pesetas, algo menos de lo

que invirtió toda el área de Urbanismo de Palma en la legislatura pasada. O, en palabras del conseller de Movilidad, todo lo que costaría "el tren a Alcúdia".

Pocas horas antes de que el Parlament balear recogiera este dato en la esperada comparecencia del conseller Gabriel Vicens, el suburbano volvía a inundarse -por tercera vez en tres meses-, aunque en esta ocasión fueron Jacint Verdaguer -que resultó completamente afectada y retuvo a un tren durante media hora- y la Plaza de España -donde el agua llegó a subir 25 centímetros en las vías- las afectadas.

Según la Conselleria, el agua entró esta vez a través de las paredes de Jacint Verdaguer, donde las cámaras anti-humedad, mal diseñadas, no cumplen su cometido. Según la ex consellera Mabel Cabrer, el agua entra a través de orificios creados para drenar el agua sobre una gran losa de hormigón que, como ya adelantó este diario, ha debido apuntalarse para evitar su caída sobre la vía.

El resumen facilitado ayer de la auditoría encargada por la Conselleria a Ineco-Tifsa recoge las deficiencias señaladas con severidad por el conseller.

Algunos de estos problemas son "funcionales", como la "entrada de agua en salidas de emergencia, defectos en el drenaje [...], falta de sumideros en los accesos, falta de cubetos para recogida de aguas en cuartos de ventilación".

Otros, sin embargo, son arquitectónicos, como los defectos de impermeabilización de las losas de cubierta de estaciones; otros, estructurales, como la citada losa de hormigón en el techo de Jacint Verdaguer.

Destaca, en el capítulo dedicado a arquitectura, que "se observan algunas inicidencias comunes a todas las estaciones debidas, probablemente, a criterios de diseño". La auditoría destaca asimismo los aspectos que afectan a la seguridad, como la ausencia de señalización de recorridos de evacuación.

Informe "parcial"

Ante la exposición de estos datos, la diputada del PP y ex consellera responsable del metro, Mabel Cabrer, negó la validez de un informe redactado "por una empresa del Ministerio de Fomento", con "cargos políticos" y sospechosos, por tanto, de parcialidad. El informe ha costado 21.900 euros. Además, recriminó al conseller que "no ha hecho nada" durante los meses que siguieron a la primera inundación. Según Cabrer, los problemas del metro son sencillos y hubiera bastado "una semana" para solucionarlos. Las obras hechas hasta ahora corresponden a las primeras que recomendaron los técnicos de los Servicios Ferroviarios, días después de la inundación. Vicens replicó e insistió que el metro está "mal hecho" y es un "coladero", a la vez que criticó el hecho de que las obras fueron recibidas -aunque no definitivamente, pues están en garantía- por el Govern un día antes de que el nuevo equipo jurara el cargo. El conseller sigue sin aventurarse a anunciar una fecha de reapertura, aunque aseveró que él dejará "un metro bien hecho".