En el estudio Benzodiazepines and risk of all cause mortality in adults publicado en el British Medical Journal en julio de 2017 se comparó el índice de mortalidad entre dos grupos compuestos por más de 1.200.000 pacientes que acudieron a consulta entre el año 2004 y el 2013. El primer grupo estaba compuesto por pacientes que iniciaban tratamiento con benzodiacepinas y el segundo por personas que solo hacían una visita médica. Hay que tener en cuenta que en ambos grupos se valoraron variables tales como el uso de medicación previa, para tener una información más fiable.

Para ello hicieron varios seguimientos a los pacientes y así saber cuantas muertes se daban en cada grupo y así poder determinar si las benzodiacepinas incrementaban el riesgo de mortalidad. Así pues, se realizó un primer seguimiento durante 6 meses que encontró un aumento de la mortalidad de 0’0093. Posteriormente se realizó otro durante un año que mostró un aumento de sólo un 4% y un último seguimiento de 4 años que reflejó un aumento del 9%. Aunque es verdad que se ha dado un aumento este es mínimo, por lo que no podemos concluir que no hay una asociación entre la mortalidad y el consumo de benzodiacepinas.

En opinión del Dr. Carbonell este estudio demuestra que no existe un incremento de mortalidad en aquellos pacientes que toman benzodiacepinas. Está claramente definido que el uso inadecuado de las benzodiacepinas es perjudicial y precisa de un especialista para su manejo.

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