Las bacterias del tipo klebsiella son unos microorganismos que se encuentran en el intestino de los seres humanos. Ahí, esa bacteria participa en el proceso de digestión e incluso ayuda a proteger el organismo de gérmenes.

Esa bacteria resulta peligrosa fuera del intestino. Si llega a otras partes del organismo humano, puede causar infecciones. Normalmente, provocan neumonía, sepsis, infecciones en heridas y en el tracto urinario. Si no se pueden controlar, esas infecciones pueden causar la muerte del enfermo. Uno de los principales problemas que genera esta bacteria es la dificultad de su tratamiento, ya que es resistente a la mayor parte de los antibióticos. Esta bacteria suele transmitirse por contacto con la piel, mucosas, heces, heridas u orina de una persona infectada. También suele transmitirse a través del contacto con materiales que han quedado contaminados como catéteres, sondas o ventilación asistida o la superficie de quirófanos.

¿Quiénes son los más vulnerables?

Las personas que están muy bajas de defensas (como los bebés prematuros, pacientes en cuidados intensivos, etcétera) tienen más riesgo de desarrollar una infección por esta bacteria.