Estas eran unas elecciones que se adelantaron para arrasar aprovechando el viento de cola de la amnistía, reforzar el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo y para desgastar a Pedro Sánchez, y en el tramo final el PP se encuentra pidiendo la hora con una campaña que se les ha hecho muy larga y complicada. Lo que iba a ser un mero trámite se ha convertido en un trago. La mayoría absoluta de los populares va a depender de la participación. Todas las encuestas que se han publicado les daban la absoluta salvo el CIS, que los colocaba al borde de perderla. El martes, Núñez Feijóo reunirá a sus barones en Génova y lo previsible es que pase lo que pase el domingo haya un cierre de filas.