Miles de personas, convocadas por los sindicatos, tomaban el centro de Estambul. Pero su intento por llegar más allá, a la emblemática plaza Taksim, quedaba truncado por una barrera policial. Pocos metros les separan. Metros en los que en los laterales sólo hay periodistas. Ante el intento de abrirse paso lanzando varios objetos se da la orden de disolver la manifestación.