El Ayuntamiento no quiso organizar una fiesta en la plaza de Cort para que los ciudadanos presenciaran las doce campanadas y pudieran celebrar la llegada del Año Nuevo de la forma más tradicional en Palma. Pero miles de personas sí y decidieron por su cuenta olvidarse de la falta de previsión del consistorio y abarrotar la céntrica plaza palmesana y todas las calles y plazas aledañas para vivir con emoción las campanadas y celebrar con jolgorio la llegada del año 2023.

No cabía un alfiler desde media hora antes de las doce y en la plaza de Santa Eulàlia y las calles de Conqueridor y Colom la parroquia aceleraba el paso para conseguir un buen sitio en la fiesta que Cort no quiso celebrar, a ser posible con vistas al viejo reloj, en Figuera, revisado especialmente para la ocasión, para una celebración que volvía a celebrarse, después de dos años, sin pandemia, sin distancia social y con más alegría que nunca.

La Nochevieja llegó a su punto culminante, los presentadores de IB3TV. Llum Barrera y David Ordinas, ya estaban preparados en un balcón del hotel Cappuccino para la retransmisión en directo de las campanadas, una cámara grúa del canal autonómico sobrevolaba la plaza haciendo rugir a la parroquia, pertrechada con las imprescindibles doce uvas, el champán o cava y el cotillón.

A la primera campanada, que sonó en toda la plaza , un suspiro de emoción. Y con la última, el estallido coral de júbilo, los abrazos, los brindis, las serpentinas al aire y los primeros petardos y fuegos artificiales espontáneos: la celebración de fin de año de la que Cort se quiso borrar, pero no los ciudadanos.