La investigación sostiene que las personas con tendencia a experimentar emociones negativas tienen un 40 por ciento más de probabilidades de desarrollar un "deterioro cognitivo leve" (MCI), un estado de transición entre el envejecimiento normal y la demencia leve que, en ocasiones, se asocia a la enfermedad de Alzheimer.

La Sociedad contra el Alzheimer señala que, entre el 10 y el 15 por ciento de las personas afectadas por el MCI, terminan por desarrollar el mal de Alzheimer.

"Hay muchas diferencias al respecto de cómo la gente hace frente al estrés y a otras emociones negativas, pero esas reacciones tienden a ser constantes durante la vida adulta", explicó en un comunicado Robert Wilson, autor principal del estudio.

"Estos descubrimientos sugieren que, a lo largo de la vida, el estrés crónico afecta a la zona del cerebro encargada de que el organismo dé una respuesta; desafortunadamente, esa parte del cerebro también regula la memoria", agregó Wilson.

Robert Wilson y el resto de investigadores de la Universidad Rush de Chicago analizaron los resultados de dos estudios efectuados durante 12 años a 1.256 personas sin indicios de sufrir este tipo de enfermedad.

En ese período de tiempo, 482 individuos desarrollaron ese trastorno, según el estudio que será publicado mañana, martes, en la revista "Neurology".