"El colesterol no obstruye las arterias; el riesgo de morir de un infarto no es proporcional al nivel de colesterol en la sangre y hacerlo bajar no reduce el riesgo de morir de un paro cardíaco", asegura Lorgeril en una entrevista publicada hoy por "Le Monde".

Este cardiólogo y nutricionista que trabaja en el departamento de ciencias de la vida del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) de Francia, y ha escrito un libro titulado "Dígale a su médico que el colesterol es inocente, le curará sin medicamentos", señala que no es en absoluto el único que defiende esta tesis.

Explica que muchos otros investigadores, en particular en Estados Unidos y Escandinavia, también se oponen "a esta carrera loca de una medicina preventiva centrada en una guerra inútil contra el colesterol", que queda desautorizada cuando "se analizan científicamente los datos de biología experimental, de epidemiología y los ensayos clínicos computarizados".

Argumenta que, al centrarse en la prevención del colesterol mediante la prescripción de medicamentos, se hace caso omiso a los problemas que conducen al infarto, y resalta que "algunos creen que pueden seguir comiendo grasas tóxicas y fumar porque tragan su estatina", el fármaco estrella en este terreno.

A su juicio, para una evaluación del riesgo a nivel individual, "hay que tener en cuenta prioritariamente los antecedentes familiares y el modo de vida, hay que actuar sobre los grandes factores de riesgo que son el tabaco, la falta de ejercicio físico y los hábitos alimentarios".

En cualquier caso, Lorgeril carga contra la que llama "teoría del colesterol", según la cual su presencia en exceso está en el origen de los infartos cardíacos, y sobre la que se asienta el hecho de que en Francia 6 millones de personas reciban tratamiento con estatinas.

Para él, eso beneficia a la industria farmacéutica, al sector agroindustrial, a los laboratorios de análisis, a los fabricantes de pruebas, pero también a los facultativos que "pueden encontrar ventajas a esta medicina automatizada y remuneradora".

Además, según el especialista galo, incluso a los pacientes con esos fármacos "se les ha hecho creer que estarán así protegidos sin hacer esfuerzos", cuando en realidad las enfermedades cardiovasculares son "multifactoriales", en función "del modo de vida determinado por nuestras condiciones de existencia".