Decenas de paquidermos desempleados y explotados por las mafias encuentran refugio cada año en el Hospital de Elefantes de la provincia de Lampang, en el norte de Tailandia.

"La situación de los elefantes en el país se volvió crítica cuando el Gobierno prohibió la tala de árboles en 1989 y muchos de estos animales quedaron sin ocupación", explicó el veterinario jefe del hospital, Sittidet Mahasawangkul.

En la actualidad, las mafias emplean a muchos de los paquidermos domésticos en la tala ilegal de árboles, donde son drogados con anfetaminas para aumentar su rendimiento y espoleados continuamente con machetes o fuego.

Huesos rotos, cojera, heridas y ceguera son las enfermedades que más sufren estos animales, aunque algunos han sido víctimas de las minas antipersona abandonadas en la frontera con Birmania, donde se realiza gran parte de la tala ilegal.

Pero no todos los ejemplares de paquidermo están en posesión de las mafias. La mitad de los elefantes trabaja en las plantaciones de caucho y madera de teka legales que hay en el sur de Tailandia.

El creciente sector del turismo también emplea a otra parte de los paquidermos tailandeses para transportar a turistas a través de la selva o protagonizar exhibiciones circenses, donde juegan al fútbol o pintan cuadros.

La presencia de paquidermos desempleados se ha convertido en una estampa habitual en Bangkok, donde aparecen al caer la noche en las calles de bares y locales de ocio más concurridas.

Sus cuidadores o ´mahouts´ venden caña de azúcar y plátanos a los turistas, que se las dan de comer a los animales.

El precio de un elefante en Tailandia ronda los 500.000 bat (14.320 dólares ó 10.850 euros), lo mismo que un coche deportivo.

El hospital de elefantes de Lampang trata a unos 14 paquidermos, mientras que otros 25 se encuentran en el área de rehabilitación. El hospital se abrió en 1993.