Estaba releyendo Madame Ovary, la versión porno del clásico de Flaubert, cuando me interrumpen para narrarme las interioridades de Operación Kabul, también conocida como la toma de Son Banya. El Ico estaba dormido al iniciarse el asalto al poblado. Arrancado abruptamente del sopor por la llegada de la Guardia Civil, y a la vista de lo que se le venía encima, gritó supersticioso:

-Soy el Ico, el hijo de la Paca.

Era un salvoconducto que quizás le había funcionado antes. En esta ocasión, el guardia civil de los GRS -Grupos Rurales de Seguridad- que lo detiene, se limita a replicar:

-Pues yo soy el hijo de la Tere.

Y la escena siguiente la pasamos en fast forward, porque no sólo hay niños leyéndonos. Los personajes mallorquines criados en la impunidad siempre son hijos de alguien. En la isla, ser "hijo de la Paca" es más importante que ser hijo de un president, de un aristócrata rimbombante o de un banquero. Enfrente, el hijo de la Tere es un funcionario de la estirpe del capitán Alatriste, cuyo único privilegio es el orgullo. La operación prosiguió sin favoritismos aunque, si las detenciones hubieran atendido a la jerarquía intelectual, habrían empezado por arrestar al frigorífico.

El Tour de Francia es el son Banya ambulante, pero sigamos con nuestros rufianescos personajes. La detención de la Paca se cargó de prudencia, para apaciguar una posible sublevación del poblado. Le dijeron:

-Te vamos a llevar de todas formas, pon buena cara, sonríe y nos ahorramos el follón.

Sin embargo, el titular correcto de operación Kabul debió ser "La Policía no entró en son Banya". ¿Dónde estaba el Cuerpo Nacional, que interviene habitualmente en el poblado? Se enteraron por la prensa del asalto a cargo de dos centenares de guardias civiles. La redada ha abierto una crisis entre los dos cuerpos teóricamente unificados. El coronel de la Guardia Civil y pacificador de la comandancia balear, Basilio Sánchez Rufo, no se hallaba en Mallorca a principios de julio, sino de permiso.

Horas antes de que se desencadenara operación Kabul, los más altos escalones de la Policía se pusieron en contacto con sus equivalentes en la Guardia Civil. La pregunta era inmediata y simple:

-¿Estáis preparando algo en Son Banya?

Los mandos de la Benemérita se refugiaron en una rotunda negativa. Según se ve, la desconfianza es absoluta. Para más inri, hacía pocos meses que la fiscalía había encargado a la Policía un estudio pormenorizado de los bienes económicos de el Moreno, otra joya de Son Banya. Más trabajo de investigación a la papelera. ¿Para qué sirve el mando único? En el caso de Ahmed Brahim, el integrista que lanzó desde Palma las monsergas religiosas que condujeron al 11-S, al 11-M y demás atentados perpetrados por gentes con miedo a no morir, esa descoordinación surtió efectos letales. En la agenda del detenido por la Guardia Civil figuraba el teléfono de El Tunecino, seguido en una operación aparte por la Policía.

Dado que la clientela de Son Banya no se compone de delincuentes, les tranquilizaremos. No hubo desabastecimiento. A la noche siguiente de operación Kabul, ya se volvía a vender droga en el poblado. El clan de los valencianos se ha hecho cargo del suministro, el negocio debe continuar. El éxito de la Guardia Civil se incardina en una trama más ambiciosa, cuya próxima etapa radica en Cataluña.

Quienes somos de derechas en la medida de nuestras posibilidades, apreciamos en la Paca a una gran inversora de la Mallorca reciente, y reivindicamos para ella los galardones empresariales correspondientes. Históricamente, el dinero fresco de Son Banya ha inyectado liquidez a financieros mallorquines en apuros. Así ocurrió en los años noventa, a raíz de las estrecheces del cementerio de Bon Sosec y del túnel de Sóller. La historia se condena a repetirse. Cuando las deudas apremian, un saco de billetes bañados en heroína y sangre suponen una tentación difícil de resistir.

Los problemas surgen al reclamar la restitución de las cantidades prestadas. Algún banquero mallorquín aprendió de primera mano que no se utiliza para ello a resplandecientes abogados, sino que se recurre a métodos habituales por lo visto en la cárcel de Palma. Cuando se descubre que detrás de los clanes de Son Banya hay una constructora, qué curioso que la acompañen los negocios de restauración implicados en la especulación salvaje de los noventa. Aquí aprenderá usted que el tinglado comercial paralelo al poblado dispone también de una empresa de seguridad. Casi puedo imaginar la campaña publicitaria, "Sientete más seguro, custodiado por la Paca".

Este país no resistiría a la revelación de que el mundo del corazón es tan poco serio como la política, por lo que nos alejamos de ella. El navarro Antonio Catalán, fundador de NH y presidente de AC Hoteles, ha comprado casa en Son Vida, igual que harían tantos mallorquines si pudieran. Será vecino de Escarrer, en una urbanización donde el valor promedio de una vivienda es de 800 millones de pesetas. Se habla tanto de los hijos del general Fulgencio Coll de San Simón, sucedido en su día en el cargo por Jeroni Albertí, que suspenderemos las loas a Fulgencio Coll Bucher para evocar a su hermano Juan Coll Bucher, admirable diseñador de joyas que enlaza con la mejor tradición hippy de Balears.

Me golpea el titular "Dimite el ejecutivo de Cajamadrid que prestó miles de millones a Martinsa". ¿Se entiende su traducción ejecutiva al mallorquín, o nuestras cajas eran un sírvase usted mismo para promotores inmobiliarios vinculados al PP? Si hay que leer algo, que sea Sobre el olvidado siglo XX, la recopilación de ensayos de Tony Judt tan pronta y afortunadamente traducida. Tras saborearla, se le hará inevitable la monumental Postguerra.

Siento llegar con retraso, pero Caos calmo es una de las obras maestras de un año asténico en las pantallas. No sólo por la interpretación inverosímil de Nanni Moretti -el Al Pacino italiano-, sino porque esta película te convence de que llevabas tiempo preparándote de manera inconsciente para verla. Con una caligrafía irrepetible, demuestra que a veces hay que arriesgarlo todo para perderlo todo. También puede ser disfrutada por las mujeres que no van al cine en bicicleta.

Reflexión dominical contradictoria: "Puesto que van a contradecirte, miente y triunfará la verdad".