Dos de los controladores que el pasado día 3 de diciembre por la tarde se pusieron de pronto enfermos y abandonaron sus puestos de trabajo afirmaron ayer al juez que esta situación respondió a un problema de salud y no a una huelga encubierta en contra del Gobierno. Un tercer controlador, que sí trabajó durante toda la jornada de esa tarde y que declaró como testigo, afirmó también que no notó que sus compañeros hubieran acordado anunciar una indisposición de forma escalonada para obligar a Aena a cerrar el espacio aéreo por la falta de trabajadores en las torres de control. Los tres mantienen que no es cierto que el sindicato de controladores Usca les aconsejara tomar esta medida tan drástica como una forma de presionar al Ministerio, que quería aprobar un decreto sobre las horas de trabajo.

Dos de los controladores que fueron ayer citados por el juez sí secundaron el abandono del puesto de trabajo y por ello declararon como imputados. Los dos asistieron en la mañana del día 3 a la asamblea de trabajadores en la que, según sospecha la fiscalía, se decidió que esa tarde los trabajadores de la torre irían abandonando escalonadamente sus puestos de trabajo alegando una indisposición repentina. La controladora que ayer declaró explicó al juez que durante las dos primeras horas de trabajo observó que otros compañeros de turno se ponían enfermos.

Detalló que el responsable de gestión le indicó que podría darse el caso de que los aviones que iban hacia Barcelona podrían ser rechazados y que ello obligaría a la torre de control de Mallorca a asumir todo este tráfico aéreo. La mujer afirmó que en ese momento no se sintió capacitada para asumir la situación y no pudo concentrarse en el trabajo. Al igual que habían hecho varios compañeros, se levantó de su silla y se dirigió al botiquín. El médico le diagnosticó una crisis de ansiedad, pero no quiso medicarse. Una situación parecida sufrió su compañero, que en diez años de trabajo era la primera vez que notaba estos síntomas de enfermedad. El controlador afirmó que se puso enfermo "por la situación" y explicó que no tuvo noticias de que los trabajadores de las torres de control de todos los aeropuertos de España, de pronto, notaran una indisposición y se negaban a continuar trabajando.