Los científicos aclaran: no se están creando personas en un laboratorio

Los embriones creados con células madre no son humanos ni tienen la capacidad de convertirse en personas

La imagen muestra un blastoide de ratón. Los blastoides son modelos demasiado simplificados para embriones.

La imagen muestra un blastoide de ratón. Los blastoides son modelos demasiado simplificados para embriones. / © Rivron/CellStemCell/IMBA/ÖAW

Eduardo Martínez de la Fe

Eduardo Martínez de la Fe

Recientemente, varios grupos de investigación en EE. UU., Israel y China han informado sobre avances en el desarrollo de modelos de embriones a partir de células madre humanas. La investigación sobre tales modelos podría proporcionar información sobre la infertilidad, el aborto espontáneo temprano y la medicina preventiva prenatal. En ningún caso se está hablando de crear personas en un laboratorio, enfatizan los expertos.

Los embriones humanos creados en laboratorio son una herramienta de investigación que permite estudiar el desarrollo temprano del ser humano y las causas de algunas enfermedades o malformaciones.

Sin embargo, su uso plantea importantes cuestiones éticas, legales y sociales que requieren un debate público y una regulación adecuada, así como aclaraciones contundentes, se ha puesto de manifiesto en una conferencia de prensa celebrada esta semana en Viena con los biólogos moleculares Nicolas Rivron y Jürgen Knoblich, la bioética Christiane Druml y el presidente de la Academia de Ciencias de Austria (OeAW), Heinz Faßmann, de la que informa ORT.

Momento del encuentro en Viena de expertos sobre los embriones humanos y sus implicaciones científicas y éticas.

Momento del encuentro en Viena de expertos sobre los embriones humanos y sus implicaciones científicas y éticas. / ÖAW/Ludwig Schedl

Diez años de investigaciones

En los últimos 10 años, se han desarrollado muchos modelos de embriones en los laboratorios. Esto significa moldear las células madre humanas en bolas más pequeñas que el diámetro de un cabello.

Estos modelos no se parecen a los embriones y no se consideran legal o científicamente como tales, pero son cada vez más importantes para la investigación de laboratorio sobre cómo se organizan las células embrionarias y qué genes y moléculas están involucradas.

Además, ofrecen una alternativa ética a la investigación con embriones humanos desarrollados a partir de inseminación artificial. En algunos países, estos pueden ser donados a la ciencia por padres que ya no desean tener hijos, como explica Nicolas Rivron del IMBA, Instituto de Biotecnología Molecular de la Academia de Ciencias de Austria, en una entrevista.

Células madre pluripotentes

Los embriones humanos creados en laboratorio se obtienen a partir de células madre pluripotentes, que son capaces de generar cualquier tipo de tejido del organismo. Estas células se cultivan en condiciones especiales que les inducen a formar estructuras tridimensionales que se asemejan a los embriones naturales en sus primeras etapas. Estas estructuras se denominan modelos de embriones o blastoides.

Los modelos de embriones tienen varias ventajas para la investigación biomédica. Por un lado, permiten observar los procesos que ocurren durante la formación del embrión, como la implantación, la gastrulación o la diferenciación celular. Por otro lado, ofrecen la posibilidad de modificar genéticamente las células madre para introducir mutaciones asociadas a enfermedades o para crear modelos animales más fieles al ser humano.

Investigación clínica

Según Nicolas Rivron, pionero en la creación de blastoides, estos modelos pueden ayudar a comprender mejor el origen de algunas patologías como el cáncer, la diabetes o el alzhéimer, así como a desarrollar nuevos tratamientos y terapias. Además, pueden contribuir a reducir el uso de embriones naturales y animales en la investigación, lo que supone un avance ético y ecológico.

Según Jürgen Knoblich, director adjunto del Instituto de Biología Molecular de Viena y experto en organoides cerebrales, otro tipo de modelo de embrión que recrea el desarrollo del cerebro humano, estos modelos pueden servir para estudiar las bases genéticas y moleculares de trastornos neurológicos como el autismo, la esquizofrenia o la microcefalia. Asimismo, pueden facilitar el descubrimiento de nuevos fármacos y el trasplante de tejidos.

Desafíos múltiples

Sin embargo, los modelos de embriones también plantean importantes desafíos éticos, legales y sociales. Por ejemplo, ¿qué estatus moral tienen estas estructuras? ¿Son equivalentes a los embriones naturales? ¿Hasta qué punto se pueden desarrollar en el laboratorio? ¿Qué derechos y deberes tienen los investigadores y los donantes de células madre? ¿Qué riesgos hay de que se utilicen con fines ilícitos o abusivos?

Estas cuestiones no tienen una respuesta única ni definitiva, sino que dependen de los valores, las creencias y las normas de cada sociedad.

Por ello, es necesario establecer un marco regulatorio que garantice el respeto a la dignidad humana, la protección de la vida y la salud, y el fomento de la innovación científica, consideran los expertos.

Asimismo, es imprescindible promover un diálogo abierto y participativo entre los diferentes actores implicados: investigadores, políticos, juristas, bioéticos, medios de comunicación y ciudadanía.

¡No son seres humanos!

Tanto Rivron como Knoblich coinciden en que los modelos de embriones no son seres humanos, ni tienen tampoco potencial para convertirse en ellos, ya que carecen de elementos esenciales como el ADN materno o paterno, el saco vitelino o la placenta.

Según Knoblich, solo hablaría de un embrión si el organismo tuviera la posibilidad de convertirse en un feto. Este no es el caso de los modelos de células madre. Muchos defectos genéticos se acumulan allí en muy poco tiempo. Además, no están tan bien organizados como los embriones reales en esa etapa temprana.

Zona gris

Sin embargo, reconocen que existe una zona gris entre lo que es un embrión natural y lo que no lo es, y que es necesario definir unos criterios claros y consensuados para determinar cuándo se debe detener el desarrollo de estos modelos en el laboratorio.

Los embriones humanos creados en laboratorio son una realidad que abre nuevas oportunidades y desafíos para la ciencia y la sociedad. Su uso responsable y beneficioso requiere una reflexión conjunta y una regulación consensuada que asegure el equilibrio entre el progreso y la ética, concluyen los expertos reunidos en Viena.